Opinión

"¿Del siglo XXI al siglo XIV?"

"La cuerda del país está más tensa de lo que nuestra frágil gobernabilidad aguanta. Es un punto de inflexión, pero nadie puede saber si será para bien o para mal."

Forma y fondo. He ahí la clave para analizar lo que sucede en el caso de Jose Rubén Zamora, presidente de “elPeriódico”. Voy con la forma. Allanamiento ejecutado en la línea del asalto a la residencia del periodista y no tocando el timbre como correspondía. ¿Será que los agentes de la PNC y los fiscales del Ministerio Público esperaban resistencia hostil o armada de parte de Zamora? No lo creo. ¿Por qué usar vehículos sin placa en el operativo? ¿Acaso era necesario? Si tal y como lo hizo saber el titular de la FECI, Rafael Curruchiche, la detención se hizo por sus actividades como empresario y no por ser periodista, ¿por qué allanar las instalaciones del diario y retener a los trabajadores durante varias horas? ¿Era la intención de las autoridades evitar que “elPeriódico” circulara al día siguiente? Es justo decir que, de no haber sido por la solidaridad de otro medio impreso, la edición del sábado no habría salido a luz. ¿Cómo entender la inmovilización de las cuentas bancarias del diario, sin sospechar que la verdadera intención es hundirlo financieramente y desaparecerlo del mapa? La acusación por lavado de dinero coincide con el patrón que se ha usado para criminalizar periodistas en otros países de Centroamérica. Pareciera un libreto ya conocido. ¿Cómo considerar “normal” que perfiles de netcenters adelanten la captura y manejen información privilegiada de un caso en reserva? ¿Cómo encaja ese detalle con que tantos impresentables salgan ahora a señalar a José Rubén de ser lo peor de lo peor, como si ellos fueran niños de primera comunión? ¿Por qué tantos malandros conocidos se alegraron de la captura del presidente de “elPeriódico”?

Vamos ahora al fondo. El manejo antes descrito sugiere algo más que un acto que busca la aplicación de justicia. Desconfiar del sistema no es descabellado. Es más: Las condenas internacionales hacia sus personajes y el comportamiento de estos obliga a dudar de sus acciones. Y, además, este episodio de “intimidación encubierta” resulta demasiado conveniente para quienes se bañan en dinero con la gran corrupción, o incluso para aquellos que se han unido a la alianza estratégica para cooptar al poder judicial con la idea de protegerse de una inminente persecución por algún delito cometido. Desarticular a los medios de prensa que denuncian o evidencian las anomalías en los negocios del Estado representa un dolor de cabeza menos para los perpetradores del saqueo. “Lo que le sucede a Pedro puede pasarle a Juan”. Ese es el mensaje. Y semejante dardo apela al recurso del miedo. Sugiere la “autorregulación”, que no es otra cosa que la autocensura. E infunde temor entre las fuentes que, normalmente y con la libertad que implica vivir en democracia, emiten sus opiniones acerca de la realidad nacional.

El efecto, como se ve, es expansivo. Y lo que espera lograr es el silencio de una sociedad cada vez más harta del latrocinio despiadado del que ha sido víctima por décadas, pero que, a la vez, termina siendo una colectividad carente de la fuerza para alzar la voz, en el estricto marco de la ley, y así exigir el respeto hacia sus derechos fundamentales. Si el caso de José Rubén Zamora es eso que se describe en esta columna, el retroceso será descomunal. Pero también podría motivar la conciencia de quienes, por “excesiva precaución” o directamente por pánico, han preferido ver hacia otro lado con tal de “no meterse en problemas”. La cuerda del país está más tensa de lo que nuestra frágil gobernabilidad aguanta. Es un punto de inflexión, pero nadie puede saber si será para bien o para mal. Lo que está claro es que, a partir de la captura del presidente de “elPeriódico” y la retención de los periodistas de ese diario durante varias horas, Guatemala no es la misma que era antes de eso. Se está escribiendo la Historia y todo puede suceder. Ojalá no nos toque presenciar la regresión del país, del siglo XXI al siglo XIV.

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