Desde la pandemia del Covid-19, el mundo ha cambiado mucho. Varios países supieron utilizar la tecnología como un medio para agilizar procesos, focalizar la ayuda, promover la educación virtual, introducir el teletrabajo, crear nuevas formas de hacer negocios y lograr una comunicación más efectiva y eficaz.
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Muchos dueños de distintos negocios, grandes, medianos y pequeños, innovaron y utilizaron la tecnología para seguir adelante. Además, hubo mucha creatividad para servir a los usuarios y buscar múltiples ideas para no quebrar. También surgieron nuevos emprendimientos. Pareciera que ya pasamos los peores momentos de la pandemia, pero ahora vienen otros problemas debido a la guerra de los rusos contra Ucrania que ha encarecido el gas, los combustibles, los alimentos y otros.
Guatemala requiere de una transformación digital y modernizarse. Es momento de salir de las trampas politiqueras, dejar de engancharse en la polarización y detener decretos en el Congreso sin planificación y electoreros para iniciar a construir un futuro próspero. Se puede aprovechar el uso de tecnología para actualizar la gestión pública, la infraestructura y lograr un buen ecosistema para generar empleos. Se podría contar con educación híbrida y usar la tecnología para la salud de la población por medio de análisis de datos, video consultas y mejora de atención, además de fortalecer la seguridad ciudadana. La transparencia y la eliminación de la discrecionalidad del funcionario público son claves para prevenir la corrupción.
Es muy interesante como lo define el Perú: “La transformación digital es el proceso continuo, disruptivo, estratégico y de cambio cultural que se sustenta en el uso intensivo de las tecnologías digitales, sistematización y análisis de datos para generar efectos económicos, sociales y de valor para las personas”.
El CIEN, con el objetivo de ir avanzando a comprender y proponer una transformación digital en el país, ha realizado tres estudios. El primero relacionado con la educación y tecnología, un segundo con la infraestructura para llegar a todos los habitantes con las nuevas tecnologías y recientemente se presentó el de identidad digital.
La identidad digital busca que el ciudadano pueda realizar de forma segura, confiable y remota todas las transacciones que actualmente realiza de forma presencial. Su estrategia no debe limitarse al contexto de Gobierno Electrónico, sino a toda la gama de casos de uso en que su adopción posibilita en el ámbito público y privado. Tiene relación con administrar de forma segura su identidad y su privacidad en línea (online), participar en la democracia de su país (sufragio, consulta popular), viajar a otros países sin problemas y realizar transacciones financieras, comerciales, contractuales y legales independientemente de su ubicación física, inclusive fuera de las fronteras de su país. Las eficiencias combinadas de todos estos servicios digitales hacen que la adopción de identidad digital sea necesaria e inminente.
Guatemala cuenta con un nivel institucional necesario para implementar una estrategia sólida de identidad digital. En los últimos años, el Registro Nacional de las Personas (Renap) ha mostrado mejoras en la calidad de sus datos, procesos y servicios, y posee la capacidad técnica y administrativa para liderar los esfuerzos de identidad digital. Por más de 10 años, el Ministerio de Economía ha velado por el funcionamiento y la eficiente prestación del servicio de certificación. La implementación de las facturas electrónicas de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) presenta un caso de éxito que muestra la viabilidad de democratizar el acceso a la firma electrónica. También hay leyes como la Ley para la Simplificación de Requisitos y Trámites Administrativos y avances en el sector de justicia del uso de la tecnología para agilizar procesos. Sin embargo, son iniciativas aisladas, ya que falta incorporar todas las organizaciones del Gobierno, incluyendo las municipalidades y otras entidades autónomas.
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¿Qué se recomienda para avanzar? Es urgente incorporar una agenda para lograr la identidad digital en los planes estratégicos de Renap, con objetivos claros y de largo alcance. Deben coordinarse los esfuerzos para garantizar que los servicios de identidad y gobierno digital estén disponibles a través de las fronteras. Evaluar las ventajas, alcance e implicaciones de proveer identidad digital a menores de edad. En el contexto de la Ley para la Simplificación de Requisitos y Trámites Administrativos se debe adoptar el enfoque europeo de centrarse en el ciudadano.
Será necesario definir una estructura de los costos de servicios de identidad digital para el Estado, tomando en cuenta las eficiencias y los ahorros globales. También analizar las consecuencias administrativas y económicas de no contar con los servicios de identidad digital en los procesos y momentos oportunos. Esto implica también que la mayoría de la población cuente con un servicio de internet rápido, confiable, seguro y asequible, así como capacitación constante, como se comentó en el segundo estudio.
Por último, será de evaluar y adoptar las tecnologías digitales más recientes que permiten implementar la identidad digital de forma económica y segura. En particular, el nuevo paradigma de la Unión Europea permite desmaterializar los elementos de seguridad. Uruguay ha avanzado mucho en este tema, podría ser un país guía para Guatemala.
Las nuevas tecnologías dan la posibilidad de avanzar a un mejor futuro para los guatemaltecos; sin embargo, es determinante contar con esa visión inspiradora y alinear las inversiones y proyectos hacia esa transformación de Guatemala que tanto anhelamos. ¿Tiene teléfono inteligente? ¿Le gustaría contar con una identidad digital? ¿Cómo enfocarnos a futuro y modernizarnos?