Opinión

"Trabajo juvenil en Guatemala"

"Los jóvenes sienten que el sistema educativo del país no los está preparando de muy buena manera para incorporarse al mundo laboral."

Hace unos días, estuve platicando con varios jóvenes sobre las perspectivas que tienen sobre sus vidas, las de sus comunidades y el país, un poco con la intención de conocer qué les está preocupando, cuáles sueños tienen, cómo ven y en cuál país les gustaría vivir.

La conversación inició con un par de preguntas que fueron respondidas, para mi sorpresa, con un tono bastante frío o distante, pero con mucha franqueza, y en algún momento, crudeza, describiendo la realidad que la juventud enfrenta.

Es triste decirlo, pero no necesariamente esperaba algo distinto, porque el país está muy jodido, y muchos estudios muestran los desafíos que enfrenta la juventud. Sin embargo, confieso que al escucharlos con esa actitud de entrada y con esa dureza, sí quedé sorprendido.

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La juventud representa en nuestras vidas una época de sueños, ilusiones y esperanzas por un futuro prometedor, y estos aspectos y esa actitud no estaban presentes en las intervenciones de los jóvenes. Al contrario, su visión de manera muy concreta pintaba un país sin oportunidades, que apaga sus ilusiones, destruye sus sueños y se roba sus esperanzas.

Comparto la lectura que los jóvenes manifestaron de sus problemas y sus preocupaciones. No obstante, no esperaba que el tono de la conversación fuera desesperanzador y cuando empezó a tomar ese rumbo me preocupé, porque buscaba construir con ellos una conversación amena y abierta. Afortunadamente, esto cambió y el tono de la conversación cambió diametralmente.

Hoy quiero compartir con ustedes algunas reflexiones que me dejó la conversación y algunos datos que encontré en un estudio sobre la situación laboral de la juventud, que en gran medida ponen en contexto las preocupaciones que los jóvenes expresaron abiertamente en la conversación grupal.

Los jóvenes sienten que el sistema educativo del país no los está preparando de muy buena manera para incorporarse al mundo laboral. Indican que la calidad educativa es uno de los factores que les afecta, primordialmente, en la búsqueda de oportunidades laborales. Además, el problema no solo queda en la calidad, sino que este se potencia con las variables de cobertura y acceso.

Los jóvenes no tienen acceso a establecimientos públicos en la educación media, porque la oferta es muy limitada, y, muchos de ellos, al enfrentar esta situación, si tienen posibilidades, estudian en los establecimientos privados, o bien, si no lo pueden hacer, no continúan sus estudios. La suma de las tres variables (calidad, cobertura y acceso) se convierten en factores que influyen en las esperanzas y los sueños de los jóvenes.

Por ejemplo, el estudio sobre trabajo juvenil en Guatemala, realizado por Julio César Prado Sánchez, en la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asíes), muestra que, de la población juvenil que trabaja, el 12% estudia y de los que no trabajan el 40% estudia.

De igual manera, el estudio resalta que en 2019 el porcentaje de la población juvenil que ni estudia ni trabaja (“nini”) alcanzó el 29%, concentrándose el 48% de ellos en el rango de 18 a 23 años, 17% entre los 15 y 17 años y el restante 35% entre 24 y 29 años. En 2014, el 28.3% de la población juvenil ni trabajaba ni estudiaba, por lo que no hay avances en lo que se refiere a la inserción educativa o laboral de los jóvenes.

Este es uno de muchos problemas que los jóvenes expresaron en la conversación que sostuvimos. El país no les está ofreciendo oportunidades laborales dignas que promuevan su desarrollo integral. La opción que les queda con estas adversidades, para los que pueden optar a ella, es migrar. ¿Qué opina usted?

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