Opinión

Mayra Gabriel: "El respeto"

"Respetar es tener cortesía. Respetar es educación. Respetar abre puertas. El respeto promueve la paz y la armonía entre los seres humanos."

Benito Juárez, abogado y político mexicano, presidente de México en varias ocasiones, de 1858 a 1872, es a quien se le adjudica la frase célebre: “El respeto al derecho ajeno es la paz”. Cada vez que oigo la palabra “respeto”, un gran valor que recibí de mis papás, siempre se me viene a la mente esa frase que ha marcado mi vida en muchos aspectos. Representa realmente tanto y envuelve muchos eventos en la vida de cada ser humano y en la mía, podría decir que es un gran pilar en mi forma de ser.

Empiezo por cuidarme siempre con el respeto a mí misma que me merezco, teniendo un reconocimiento, aprecio, valorándome, obviamente, y luego el respeto a mi prójimo y a mi entorno. El respeto a los derechos y gustos de los demás, que incluye siempre tratarlos con educación, no cuestionar género u orientación sexual, pues cada quien es como elige ser. El respeto a la forma de pensar de cada uno de los que están cerca o lejos de mí, cuando me hablan y cuestionan, depende realmente de mí si entro en polémica o respeto su forma de pensar y de ser. ¡Qué cuesta! Vaya que sí cuesta mucho y más cuando no se está de acuerdo porque no se piensa ni se siente de la misma forma, pero es allí donde entra el gran valor del respeto.

No sé a usted, pero a mí, cuando era pequeña, me enseñaron que antes de entrar a un lugar, siempre hay que tocar la puerta y esperar que le den acceso a uno o, por ejemplo, no llamar a otra casa luego de las 9 de la noche ni antes de las 8 de la mañana. Palabras como “por favor”, “gracias”, “perdón”, “discúlpeme” o “lo siento” representan un gran respeto, educación, cortesía y amabilidad para uno y los demás. Y, no digamos, dejar pasar siempre a las mujeres o personas mayores antes que uno, o abrirle la puerta a alguien para que pase. Primero, los que salen y luego los que entran, la ley del bus le llaman algunos. El respeto a las mujeres y a las personas mayores es primordial. Es educación. Dicen que la educación no pelea con nadie y, hasta con las florecitas de barranco, los estrategas de guante blanco, o a aquellos hipócritas y oportunistas, que hay que saludar y sentirse bien por el respeto y la educación que uno demuestra, sin importar los deseos obscuros de los otros. No soy doble clara y sí muy coherente en mi forma de ser, así que evito ser parte de un juego sin respeto.

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Cuando se hace la invitación con un listado para una reunión o sesión, aprendí con cortesía y educación que siempre debe existir el respeto de primero hacia las mujeres por edad y luego a los hombres por edad. Me siento tan apenada por los que organizan esto cuando veo que el respeto hacia este principio se ha perdido, en su mayoría, con esta generación, por actuar con inmadurez, profesionalmente hablando, donde la cortesía y el respeto parecieran que no existen; la manipulación de ciertas personas sobre estos inexpertos es parte de la estrategia para lograr sus objetivos concretos. No quiero sentir como que juzgo, pero la verdad es que sí que da pena, cómo no se valoran los principios y valores con esta consideración hacia las mujeres y a los mayores. Cierto, ¿o no? ¿Será que no les hemos enseñado a nuestros hijos este valor de la vida? ¿Será que el respeto, la educación, los principios y los valores ya no son importantes? De seguro que, para muchos, hay cosas mucho más importantes que el respeto y la cortesía.

Respetar es tener cortesía. Respetar es educación. Respetar abre puertas. El respeto promueve la paz y la armonía entre los seres humanos; el ejemplo que tuve de mis papás sobre el respeto fue fundamental, porque siempre vi una actitud de respeto mutuo. ¿Qué hago yo para respetar el pensamiento y la forma de ser de cada quien? He aprendido a no imponer mis ideas, a ser flexible, a compartir mi experiencia, mis aprendizajes, pero, sobre todo, a respetarme y a respetar a mi prójimo y a mi entorno. Solo la vida dirá si así estoy siendo coherente con respeto y superconsciente con la huella que voy dejando en el caminar de mi existencia.

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