“Año nuevo, vida nueva”, dice un dicho popular. Realmente la vida sigue; sin embargo, a veces las pausas sirven para reflexionar, planificar y mejorar. Las fiestas le dieron a la mayoría de los guatemaltecos la oportunidad de compartir con la familia y los amigos, y disfrutar viéndose cara a cara. Pero la pandemia continúa, los retos son grandes y no debemos bajar la guardia.
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Han sido dos años llenos de tensión e incertidumbre, especialmente por el Covid-19. La población mundial está alarmada, desesperada y frustrada. Guatemala no es la excepción. Vivimos una condición compleja. Contamos con una crisis permanente de salud, la desnutrición crónica en los niños menores de cinco años no mejora y el aprendizaje de los alumnos no solo quedó estancado, sino que está retrocediendo. La economía se está recuperando; sin embargo, no todos logran beneficiarse. Muchos guatemaltecos deciden emigrar a Estados Unidos y ponen en peligro su vida y en gran riesgo a sus familias.
También hay grandes desafíos en el tema de seguridad. En la última década hemos mejorado en las tasas de homicidios por cada 100 mil habitantes; sin embargo, falta camino por recorrer en bajar las extorsiones, fortalecer el sistema penitenciario y reducir la conflictividad.
El país vive una situación política atípica. Quedó en pausa la elección de los magistrados a las Salas de Apelaciones y la Corte Suprema de Justicia por decisión de la Corte de Constitucionalidad. El procedimiento dictado por esta es de cumplimiento imposible y los miembros del Congreso llevan dos años deseando no abordarlo. Por otro lado, este año tenemos cuatro elecciones importantes: 1) Fiscal General, 2) Procurador de los Derechos Humanos, 3) Contralor General de Cuentas, y 4) Director del Instituto Nacional de Ciencias Forenses. Muchos temen que los procesos no sean transparentes ni elijan a los mejores.
Por otro lado, ya se ve venir la ola de las elecciones del año 2023. Han circulado varias encuestas. Realmente, no hay sorpresa en los personajes que van en los primeros puestos de conocimiento y simpatía debido a que todos ya participaron. La gente muestra cansancio, puesto que su situación personal no cambia. La mayoría cree que el país no va a mejorar y la confianza en las instituciones se va erosionando a excepción del Ejército de Guatemala (siempre se menciona como el más confiable). Respecto a las organizaciones o grupos de la sociedad civil, la mayoría no genera confianza a los guatemaltecos. Las personas están poco informadas de lo que sucede en el país y se van por preferencias de corto plazo, como cambiar a las autoridades, aumentar el salario mínimo y más subsidios a la población. Las demandas siguen siendo las mismas: oportunidades económicas, mejora de la seguridad y combate a la corrupción. Pocos priorizan la nutrición, la educación y la infraestructura.
Después de ver lo que está pasando en Nicaragua, El Salvador y Honduras, se debe tomar nota. También respecto a las elecciones en Latinoamérica, como en Perú y Chile, es fundamental recapacitar. El sistema democrático del siglo XXI requiere repensarse, modernizarse y adaptarse a la revolución tecnológica. Posiblemente, en el país más de la mitad de la población se informa y comunica por redes sociales. Es de recordar que hay mucha manipulación en las redes por “los algoritmos” que las grandes empresas de tecnología utilizan y por las noticias falsas que se diseminan sin cuestionamiento. Hacen pensar a mucha gente que su postura es la correcta y no hay apertura para la discusión y el diálogo. La gente se va por la pasión y no por la razón o el dato.
A pesar de estar en agenda la discusión de la Ley Electoral y de Partidos Políticos en el Congreso, esta aparentemente no será modificada, ni siquiera para corregir sus notorias contradicciones. Es lamentable, ya que muchas instituciones y grupos de la sociedad civil aportaron, pero no pasa nada. Es de recordar que esta ley es vital para lograr mejorar el sistema político del país.
Ante la situación que vivimos, ¿qué hacer? Cada uno puede, en su ámbito familiar y comunal, ser ejemplo de integridad, solidaridad y respeto. Es importante ponerse metas y hacer un plan para lograrlas. Las autoridades más cercanas son los alcaldes. Exijamos a los alcaldes compromiso y trabajo por la comunidad. Evaluemos su desempeño a mitad de su mandato. ¿Cuál es su plan de trabajo para este período, qué ha realizado por su municipio y a qué se compromete en los próximos dos años?
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También debemos exigir acciones concretas al gobierno en el corto plazo. Por ejemplo: aumentar la vacunación de todos los guatemaltecos, abrir las aulas, transparentar el gasto público, contar con proyectos dirigidos a los más necesitados e invertir en infraestructura. Además, debe fortalecerse la seguridad ciudadana con prevención, investigación e inteligencia. Con respecto al Congreso, realizar las reformas inmediatas para lograr un proceso electoral distinto, reformas a la Ley de Comisiones de Postulación, elegir a los magistrados, lograr una elección del procurador y del contralor por mérito y capacidad, y priorizar una agenda de modernización del país para el desarrollo de todos sus habitantes. En cuanto al sector de justicia, es urgente transformar procesos, eliminar burocracia, diseñar un plan estratégico y cambiar procedimientos.
Los mejores deseos para que este año sea una época de crecimiento personal y que su familia tenga salud, oportunidades y mucha alegría. Esperamos un mejor desempeño de las autoridades y resultados concretos para el bienestar y la prosperidad de los guatemaltecos. ¿Qué metas tiene para este año? ¿Cuáles promesas no ha cumplido el alcalde de su comunidad? ¿Cómo puede el gobierno cambiar el rumbo para mejorar?