Opinión

"¡Feliz Navidad!"

"La Navidad es una época donde se nos da la oportunidad para compartir y escuchar a otros. Abre mentes y corazones."

Se siente el ambiente navideño luego de una pandemia que nos ha tenido en tensión por casi dos años. A pesar de que la mayoría de los guatemaltecos aún no están vacunados, muchos han decidido celebrar las fiestas con familiares, amigos y compañeros de trabajo.

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Ha sido un año difícil. Devastador el tema de las vacunas contra el Covid-19. Varios perdieron su trabajo, otros se adaptaron a hacerlo desde casa y algunos se reinventaron y desarrollaron distintos emprendimientos. Muchos se enfermaron o perdieron a seres queridos.

Lamentablemente, hay mucho descontento contra el gobierno. Pareciera que tanto el presidente como el vicepresidente no logran comunicarse con la población. Un año más sin elegir a la Corte Suprema de Justicia y un Congreso que dejó una serie de iniciativas pendientes para el desarrollo de Guatemala. Los conflictos entre la fiscal general y el actual partido de gobierno de los Estados Unidos ha sido un desgaste. Se percibe mucha corrupción y poca empatía con el pueblo. Muchas veces hay un ambiente de desesperanza y zozobra. Mucha crítica y pocas propuestas. Dejamos de dialogar y comprender al otro.

En las redes sociales, especialmente en Twitter, la gente descarga su frustración y odio, y el resultado es una sociedad más polarizada. El mundo está cambiando. Muchas protestas y demandas de los ciudadanos muy difíciles de cumplir. La tecnología debiera ser una oportunidad para aprovechar la era del conocimiento, pero, por un lado, muchos no tienen acceso y por el otro pocos tienen el criterio. Millones de niños y jóvenes dejaron de aprender.

Sin embargo, la Navidad es una época donde se nos da la oportunidad para compartir y escuchar a otros. Abre mentes y corazones. El clima, los colores, los sabores, los rituales y la música nos hacen sentir más profundo y toca el espíritu. Aún no se pueden realizar las actividades tradicionales como conciertos navideños, posadas y pastorelas, pero hay otras formas de celebrar las fiestas.

Hacer dinámicas en familia es muy bonito. Recién con mi familia hicimos la receta navideña del pastel de la abuela. Ella muy organizada trajo un molde con papel de cera para cada uno y todos los ingredientes. Nos fue dirigiendo con mucho amor y alegría al compás de los villancicos. Primero poner la salsa dulce, luego agregar las guindas y las nueces. Cada quien lo podía decorar a su gusto. Luego de preparar la masa, se vertió en los moldes y al horno. Al sonar el reloj, sacarlos y en un tiempo breve darles vuelta y quitar el papel. Por último, ponerlos sobre un cartón decorado de navidad y sellar con papel termoencogible hasta la Navidad. Dejamos uno para probar y, la verdad, nos quedó delicioso.

Decorar el arbolito también es muy alegre. Con mi papá solíamos esperar con mucha alegría ese momento. Luego de que él ponía las luces, nos tocaba poner las bombas y el bricho. De último, la estrella como un trofeo de un trabajo en equipo.

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Mis tías nos enseñaron a hacer nacimientos. Para todos, lo más importante de la Navidad es el nacimiento del niño Jesús. Con gran esmero diseñaban y hacían el nacimiento. Año con año fueron adquiriendo piezas muy bonitas e iba creciendo su tamaño. Fuimos aprendiendo poco a poco y ahora también lo armamos en familia. Un amigo me contaba que se pasa más de tres meses haciendo el nacimiento. Diseña hasta los vestidos de los distintos santos y pastores, y que sus sobrinos lo disfrutan mucho.

Uno de los momentos más alegres es la Nochebuena. Varias familias se unen a cocinar, en especial para hacer los tamalitos y celebrar. Lleva su tiempo la preparación; sin embargo, como me decía una amiga, “mi mamá no puede pensar en dejarlos de hacer”. Ella los hace con mucho esmero y cariño para toda la familia. Al final, todos disfrutan y esperan con alegría las 12 de la noche.

Dar regalos también es bonito. No se trata de gastar dinero y comprar por compromiso. Es cuestión de pensar en las otras personas y buscar algo que les agrade. Puede ser hecho por nosotros, ya sea comida, alguna artesanía o un pequeño detalle. Y si tiene pocos recursos, una tarjeta de Navidad donde exprese cariño, admiración y buenos deseos a sus familiares y amigos es un lindo regalo.

Siempre recordaré un poema que le escribió mi abuelo a mi papá en la Navidad de 1939 titulado “Canción de esperanza al Niño Goloso”; dice, al inicio, “para Ramón, en una Navidad pobre…” quien le regaló unas palabras hermosas para que no perdiera las esperanzas de ser próspero. Le ofreció en Nochebuena a Guatemala transformada en Jauja, de turrón toda entera y llena de caramelos. Ríos vueltos en miel blanca, montañas de toronja, volcanes de mermelada y el adobe de las casas de chocolate. La Verapaz manjar de leche, Antigua con el sabor audaz de las yemitas, el Quiché polvorosa de ajonjolí, Izabal vuelta jalea y el país un mollete en relieve. La luna de queso de Chancol y las estrellas confites, migas de avellanas, cáscaras de castañas y de almendras. Hermoso, mi papá lo leía como mucha ternura.

Para usted y su familia, muy feliz Navidad. Paz en los corazones de todos los guatemaltecos, fe y esperanza en un mejor futuro y mucho amor para todos. Le deseo un año 2022 lleno de oportunidades, salud y alegría. ¡Bendiciones!

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