En esta semana se conmemoró el Día del periodista en medio de un contexto en el que la libertad de prensa en el país enfrenta serias amenazas. Estas indeseadas circunstancias son una excelente excusa para sentarnos a reflexionar sobre el valor del periodismo en una sociedad que aspira a vivir en democracia. Las amenazas a los periodistas que incomodan, que están diciendo la verdad, que están revelando las descaradas redes y prácticas de corrupción y clientelismo son algunos de los elementos que están poniendo en riesgo el ejercicio independiente de esta invaluable profesión.
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Los periodistas se enfrentan a planificados e incesantes esfuerzos de criminalización, a campañas de difamación y persecución, a injustificables intentos por censurar, callar y esconder la verdad que incomoda al poder.
Antes de que sea muy tarde, como muy bien decía una amiga en Twitter, debemos defender la libertad y el ejercicio independiente de prensa porque las libertades se defienden cuando están en riesgo, no cuando se han perdido por completo.
En el marco de esta conmemoración un grupo de periodistas, reporteros, editores, columnistas y comunicadores publicaron un comunicado, que está firmado por cientos de estos nobles e invaluables profesionales que están en el mundo del periodismo y están preocupados por los ataques que está recibiendo el periodismo que no calla e incomoda. Por ello, en esta oportunidad, quiero compartir con ustedes algunos de los aspectos del comunicado.
Muestran preocupación porque en el último año se han multiplicado y diversificado las formas para limitar el derecho universal a conocer e informar:
- Desde una Presidencia que irrespeta a la prensa; un Ministerio Público que en sintonía con el Organismo Judicial fabrica casos y no investigan abusos contra periodistas y hasta oficinas de información pública obligadas a fomentar una cultura de transparencia que optan por convertirse en la primera barrera de censura.
- Desde oficinas de comunicación institucional que dedican recursos públicos para orquestar campañas de descrédito en contra de reporteros que cuestionan la función pública o acosan a periodistas desde su condición de mujeres.
- Desde intimidaciones a reporteros que suben de tono hasta llegar a ataques a su integridad física y a su familia. Esta situación se agudiza en los departamentos, donde los periodistas son criminalizados por las autoridades locales, los fiscales y los jueces.
Se colocan estos aspectos porque gracias a la prensa la sociedad conoce el uso que se da a los impuestos, los abusos que cometen los funcionarios y representantes públicos, entre otras formas de abuso del poder. Por ejemplo, sin un periodismo independiente, se desconocería que Guatemala negoció en condiciones desfavorables 16 millones de vacunas rusas y que el hospital temporal del parque de La Industria solo tiene 300 camas y no las tres mil que ofreció el presidente.
Por ello, mi admiración, respeto, apoyo, solidaridad y agradecimiento a todas las personas que están en el mundo del periodismo (reporteros, periodistas, editores, columnistas y comunicadores), que, a pesar de la censura, criminalización, campañas de difamación y persecución, continúan publicando las injusticias, las desigualdades, los abusos de poder, la corrupción y el clientelismo. Sin ustedes, la democracia no es posible. ¡No nos callarán! ¿Qué opina usted?