Anoche, quien sabe por qué, estaba sintiendo que sería lindo hacer un grupo de WhatsApp de mis compañeros de la “U”, y hoy, platicando con mi prima Ileana, se lo comenté y empecé con los contactos que teníamos ella y yo, y así empezar a armar el grupo. Estaba feliz, pues de uno en uno fui agregando y agregando a los amigos y compañeros de clase de aquellos años felices de finales de los setenta. Ya hoy en la noche vamos 22 personas unidas por el cariño de aquel entonces, que sembramos con la autenticidad y sencillez de cada quien.
PUBLICIDAD
Siempre me ha gustado tomar fotos y, por supuesto, conforme iba pudiendo, hacía mis álbumes algunas veces un poco más coquetos que otros, es cierto, aunque nunca como esas maravillas de scrapbook que hacen algunos. Los hacía con el encanto personalizado y con lo que se me ocurría ir agregando, obviamente nada profesional, pero siempre anotando fechas y nombres de las personas en las fotos, e inspirada como a mí me gustaba y quería hacerlo.
¿Por qué le cuento esto? Hablando del nuevo grupo de mis compañeros de la UFM, me puse a buscar fotos de la época para compartirlas, y qué lindo fue encontrar historias compartidas y que allí estaban plasmadas en mis álbumes. Definitivamente, al menos para los que vivimos y sentimos cada tiempo impreso en las fotos, nos lo gozamos en el presente.
Yo, por ejemplo, recopilando la historia de mis ancestros del lado de mi papá, mi primo me prestó un álbum que era de mi abuelita, pero, ¿qué pasa? No hay fechas y mucho menos nombres, entonces quién sabe quiénes son la mayoría, y ya casi no hay personas que me quieran o puedan ayudar con esto. Así que le recomiendo que cuando imprima fotos o haga sus álbumes, porfa, le sugiero que sí los haga, siempre agrégueles la fecha y los nombres de quienes están en la foto para que cuando las futuras generaciones, tal vez, quieran recordarnos y recordar momentos compartidos o reírse de cómo era nuestra vestimenta o quién sabe qué más, puedan saber quiénes son los personajes plasmados en esas impresiones.
Hoy en día las fotos se toman en el celular, que, por cierto, salen muy buenas, entonces, ya usar cámaras como las de antes, solo para los profesionales, diría yo. La comodidad que da el celular es suficiente para grabar lindos momentos. Algunas veces los grabamos y ordenamos en la compu y en un disco duro. Lleva su tiempo hacerlo, pero realmente vale la pena. Insisto, sí es importante imprimir las fotos principales y pegarlas en un álbum. La gozada de cada uno será para los que estamos vivos y una vez nos vamos, creo que solo algunas fotos serán importantes y el resto, ¿qué hacer con ellas? ¿O a quién le interesará tenerlas?
El otro día me encontré en el salón de belleza a la hija de una compañera de colegio de mi mamá y cabal, hablando de las fotos de esa época, le pregunté si ella tendría alguna foto donde saliera mi mamá. Me dijo que creía que sí, y que iba a buscar. Cuál fue mi sorpresa que, a los pocos días, me estaba dejando una foto superlinda de las compañeras de clase, en color sepia. Y encima, en la parte de atrás, decía el nombre de cada una y la fecha. ¡Me dio mucha alegría!
Así que, ordene sus fotos, tráteles de poner fecha y nombres a las que todavía no tienen y así alguien más se las puede gozar en el futuro, ya sea para seguir historias de la familia o simplemente para tener superbuenos recuerdos cada vez que vea a alguien que ya no está entre nosotros. ¿Le ha pasado esto último, por ejemplo? Vivamos alegres y captemos cualquier tipo de momento, ya sea de felicidad o incluso esos instantes tristes que ya no se repetirán, como tomar la mano del ser querido que partió y que pronto ya no veremos su cuerpo.