La pandemia del Covid-19 no ha permitido que varios de los países latinoamericanos celebremos el bicentenario de la independencia. Es una buena oportunidad para conocer lo que como país hemos hecho en los últimos dos siglos, evaluemos, aprendamos y cambiemos de rumbo.
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Importante conocer nuestra historia y reflexionar al respecto. Bien dice el dicho “Quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Cuando estuvimos en el Ministerio de Educación, hace más de una década, se tuvieron varios proyectos para fortalecer el estudio de la historia en Guatemala. Daba pena ver los libros de texto de esta materia de los centros educativos. En aquel entonces me reuní con varios directores de colegios internacionales y comparábamos los libros de historia de otros países con los nuestros.
Ha habido proyectos para escribir la historia de Guatemala. La Asociación de Amigos del País trabajó por varios años seis tomos publicados del año 1993-1999: I) Época precolombina, II) Desde la conquista hasta 1700, III) Siglo XVIII hasta la independencia, IV) Desde la república federal hasta 1898, V) Época Contemporánea: 1898-1944 y VI) Época contemporánea de 1945 a la actualidad (2005). También hicieron un documento resumido avalado por Arabella Castro, exministra de Educación, para utilizarse como libro de texto. Dicho documento que había que actualizar debido a la firma de los acuerdos de paz.
Durante 2004-2008 se integró en el Ministerio de Educación un grupo de intelectuales y expertos con el objetivo de escribir los distintos sucesos históricos del país para luego elaborar libros de texto. Lo conformaron personas de distintas ideologías, profesiones y etnias. La persona que dirigía el proyecto era una doctora en Antropología de la Universidad de Vanderbilt. El proyecto abarcó varias etapas de la historia de Guatemala: antigua, colonial, republicana y reciente.
Se buscó un equipo que escribiera crítico, pero abierto. Sin embargo, la interpretación de la historia resultó muy diversa -subjetiva e ideológica-, maneras muy distintas de percibir los mismos hechos, que pese evidencias los prejuicios dominaban. Se iniciaron acercamientos y diversas consultas con grupos que habían intentado escribir la historia, donde los más radicales se opusieron simplemente por el hecho que el esfuerzo emanaba del Gobierno. Se les ofreció abordar los hechos con contrapuntos para enriquecer el trabajo, pero no se logró despertar su interés.
En el año 2009 la Universidad Rafael Landívar convocó a varios expertos, quienes conformaron un programa de estudios de la historia de Guatemala. Organizaron un comité académico y lograron recopilar en dos tomos la publicación “Los caminos de nuestra historia: estructuras, procesos y actores” publicados en el año 2015. Presenta textos independientes, producidos por siete distintos investigadores con formaciones diferentes. Según una de las autoras, el ejercicio fue muy interesante, ya que entre ellos se compartían y revisaban los ensayos. Estos documentos se leen de manera separada, pero dan una visión amplia de los períodos históricos trabajados. Abarca desde el año 1000 antes de Cristo hasta la época que le titularon “Modernización y Conflictos 1944-2000”. Luego produjeron un resumen.
Y así se pueden nombrar muchos esfuerzos por conocer y escribir la historia. Lo importante es verificar los resultados que los hechos han producido. Ha habido avances, pero no suficientes para ser un país desarrollado. Podemos celebrar la independencia de Guatemala de España, pero a la vez reconocer que nos falta camino por recorrer para ser independientes de la pobreza, el clientelismo político y la corrupción.
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Es momento de crear futuro. Este bicentenario sirve para proponer cambios de cara al siglo XXI. Actualmente el país está estancado y muchos aspectos hasta retrocedieron. Aprendamos del pasado, pero no nos enganchemos con eternos calificativos y lamentaciones. Busquemos otros países que han salido adelante, pese a su pasado. Estudiemos sistemas económicos y de desarrollo social que beneficien a toda la población. Reformemos el sistema político, fundamental para el funcionamiento del buen gobierno.
El cambio inicia con un sueño colectivo, cocrear un proyecto y trabajar para lograrlo. Construyamos una nueva narrativa. Queremos un país próspero, con gente educada y sana. Un país donde hay oportunidades para todos. Un país con seguridad y justicia. Un país cuya naturaleza es respetada. Un país pluricultural donde cada uno aporta su grandeza y sabiduría. Un país que usa la tecnología y la ciencia para avanzar. Un país con instituciones fuertes y gobiernos decentes y eficientes. Un país que premia principios como el mérito, la excelencia, la solidaridad y la innovación. Un país que apoya a que cada ciudadano cuente con un proyecto de vida y pueda alcanzarlo.
Este 15 de septiembre celebremos el aniversario de la patria y además miremos para adelante. Busque una bandera y cante el himno. Luego lo invito a hacer una reflexión individual, familiar y comunal. Pongamos sobre la mesa lo que no nos gusta, escuchemos a otros, busquemos soluciones pacíficas para cambiar nuestro destino e iniciemos a caminar hacia el proyecto común del desarrollo. ¿Qué opina de la celebración de la independencia del país? ¿Cómo visualiza la Guatemala del futuro? ¿Cuál será su aporte para lograrlo?