Muchas de las tristes historias y los fatales desenlaces que traen dolor, muerte y desolación en las familias guatemaltecas pudieron y pueden ser evitadas con vacunas, pero parece que al gobierno no le interesa. Al contrario, muestran su indolencia e insensibilidad ante los costos humanos que estamos pagando por su ineficiencia e ineptitud.
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Tenemos un gobierno que no acepta ni se responsabiliza del pésimo manejo de la pandemia y del plan de vacunación. Ante su irresponsabilidad e incompetencia, estamos a merced de las donaciones de algunos países, sin recibir las vacunas que compramos, y que además nadie puede explicar dónde está el dinero y cuándo las entregarán. El gobierno está “saludando con sombrero ajeno” porque las donaciones están paliando la crítica situación de vacunación.
Debido a un pésimo manejo político, estratégico, técnico y comunicacional, como acostumbra este gobierno a desarrollar la mayoría de sus acciones, se ha encontrado con que las últimas medidas adoptadas han sido rechazadas y cuestionadas por diversos actores.
Esto nos demuestra dos cosas. Por un lado, desde la perspectiva de la efectividad, los cuestionamientos ponen sobre la mesa la discusión sobre el alcance y los resultados de estas disposiciones. No solucionan nada, resultan inefectivas y eso se refleja en el cansancio de las personas al ver a un gobierno que no tiene un serio compromiso para atender la pandemia, pero, especialmente, con impulsar un proceso de vacunación eficaz. Al contrario, persisten las dudas: ¿Dónde está el dinero? ¿Dónde están las vacunas?
De igual manera, esta dinámica refleja la pérdida de credibilidad, apoyo y confianza que los ciudadanos tienen con el presidente y el gobierno. No se han hecho esperar las múltiples reacciones de diversos actores de la sociedad que rechazan este tipo de acciones.
No obstante, el gobierno se encuentra en la encrucijada de tomar acciones para enfrentar y tratar de contrarrestar esta ola de la pandemia. Ojalá que, en este momento, el presidente asuma una posición distinta a la que ha adoptado últimamente. No se vale que en la situación crítica en que estamos asuma una posición a la defensiva, evada la responsabilidad que tiene y trate de buscar culpables, mucho menos desacreditar a los actores que se oponen a las medidas que adopta porque el malestar es generalizado.
Los escenarios planteados por expertos epidemiólogos y doctores, que desde el ejercicio de su profesión y con un pleno compromiso y responsabilidad ante la situación que enfrentamos, han presentado tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo una serie de recomendaciones que sugieren tomar de manera urgente si se desea disminuir el contagio y paliar un poco la crisis.
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La crítica y la oposición a las últimas medidas impulsadas por el Ejecutivo responden principalmente al cuestionamiento de que son débiles e inefectivas. No a la oposición de las medidas solo porque sí.
La comprensión de este hecho configura un escenario en donde el Ejecutivo, a demanda y solicitud no solo de los expertos y de muchos actores, sino con el cuadro crítico que prevalece, deba plantear medidas efectivas y que tenga un sentido para atender los problemas que estamos enfrentando.
En ese contexto, espero que el gobierno centre sus acciones, al menos, en tres ejes: Reducir los contagios, tratar a los enfermos y ayudar a los sectores económicos que se verán afectados, principalmente por las medidas de restricción. ¿Qué opina usted?
