Hace unos días, platicando con algunos amigos que me preguntaban sobre lo fuerte que veían ellos el que yo estuviera expresándome libremente o aireando mis cosas personales, dirían otros y ¿por qué lo estaba haciendo? Ni siquiera dudé mi respuesta. Simplemente, les dije que he aprendido que, en la vida, las cosas y experiencias nos pasan para algo, para aprender y luego compartir lo que se aprende, para que a alguien más le pueda acortar su camino de aprendizaje, si es que así lo elige tener. Las personas hacen cosas haciendo el bien, o lo contrario, y muchas veces sin saber el bien que al alma de su prójimo le están provocando, por eso digo “no hay mal que por bien no venga”.
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Una de las cosas que realmente he aprendido abriendo mi alma y corazón a mi prójimo es que mi mensaje sea realmente apoyar y ayudar a abrir la conciencia de quienes quieran leerme, sin señalar, ni juzgar a nadie, no contar algo de alguien más, sino simplemente dar a conocer mi historia y lo que conlleva. Es más, hasta trato de no mencionar nombres con apellidos, a menos que sea alguna referencia bibliográfica de quienes he aprendido y sugiero leer.
Cuando estaba pasando por las etapas del duelo de la transición de mi hijo Giancarlo, por ejemplo, aprendí que “el dolor de hoy es la experiencia de mañana”. Increíble, pero con el tiempo lo fui sintiendo, aceptando y usando en mis pláticas. Quién diría que mientras he estado en un torbellino de emociones o en un alfaque de la vida, como le llamo, me ha tocado enfrentarme sin ansiedad y, con la paz que corresponde, la mayoría de las veces conmigo misma y acompañada de un profesional para que me ayude a entender por qué me he sentido como me he sentido y así poder resolver cualquier desenfoque que haya tenido. He ido viviendo y procesando toda esa energía que a veces me saca de mi centro porque además sé y acepto que “todo es experiencia y aprendizaje para mí y para apoyar a alguien más”.
Llevo desde abril de 2020 publicando cada jueves un escrito y me emociona saber que en el ínterin de estas publicaciones también publiqué mi libro “Jueves con Mayra”, que salió en febrero de este 2021, y en el cual aparecen apenas 42 de mis 106 escritos recopilados, con fotos y todo. “Jueves con Mayra” ya está en su segunda edición en Amazon. Sé que lo que la vida me ha dado la oportunidad de recorrer, en estos 65 años, no ha sido en vano, y que me llegó el momento de compartir abiertamente todo lo que mi caminar como alma y cuerpo me ha dado el regalo de aprender.
Muy importante, diría yo, fue aceptar la ayuda profesional cuando me he enfrentado a esos nudos emocionales que no lograba, yo sola, desatar. Mi mamá no era creyente del apoyo de los psicólogos, decía que ellos estaban más locos que uno, pero a mí, en lo personal, me enseñó lo contrario; mi papá respetaba mi búsqueda y mi decisión. Todo depende de si uno quiere romper esas estructuras familiares, sociales y religiosas que nuestros papás nos quisieron inculcar, y que ellos de seguro aprendieron de los de ellos y, con la madurez que cada uno va moldeándose, hacer cada quien su propia estructura. He aprendido que primero hay que ser, luego hacer y, por último, tener; que esto no se le olvide nunca y se vuelva parte de usted, verá que poniendo a su Ser Supremo primero, todo le irá mejor y el corazón se mantendrá tranquilo.