Opinión

"Los salvavidas del gobierno"

“El problema está en que las donaciones son temporales, depende de la voluntad de los Gobiernos amigos, y además no atiende de manera directa los principales cuestionamientos que tiene el gobierno alrededor de la compra de las vacunas, ni mucho menos los problemas económicos y sociales que están derivados de la mala gestión gubernamental”.

El país se está hundiendo en una crisis política, económica, social y sanitaria que en gran medida es por la indolencia e incapacidad del gobierno. Diversos grupos de la sociedad y actores políticos demandan la renuncia del presidente como una salida a la crisis, dado que no se ve una luz al final de túnel, y consideran que esto puede dar un respiro y generar condiciones que permitan reencauzar el rumbo del país.

Un progresivo y creciente descontento de la ciudadanía se ve reflejado en los últimos resultados de estudios de opinión pública en las que el gobierno aparece con un apoyo bastante bajo y como uno de los presidentes que tiene menor aprobación. El gobierno ante esta situación está tratando de utilizar algunos “salvavidas” que puedan revertir esta situación.

Los “salvavidas” buscan de manera urgente cambiar la percepción que las personas tienen sobre el pésimo desempeño del gobierno. Por ello, un poco apresurado y sin mucho tino, el gobierno sin demora ha recurrido a buscar en el baúl de las “viejas y empolvadas estrategias políticas” algunas acciones que le ayuden a detener el desgaste.

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Instrumentalizando políticamente la fe y desvirtuando la esencia de este tipo de propuestas, el gobierno sale con la “mágica y fenomenal” idea de promover una iniciativa de ley para defender a la familia y la vida, que vale decir no tiene pies ni cabeza, sustento ni lógica. No hay que dar vueltas a las cosas. Está más que claro que el gobierno lo que buscar es congraciarse con un grupo importante de la población y así disminuir las críticas, reducir el malestar y la insatisfacción.

Lamentablemente, este tipo de acciones se presentan con mucho descaro y cinismo, pero pueden tener un efecto contraproducente para los propósitos del gobierno. En principio porque es evidente que los sectores que se sentirían identificados y representados por este tipo de acciones se sienten instrumentalizados por unos políticos que no se han preocupado tan siquiera por impulsar un proceso efectivo y eficiente de vacunación, y de manera descarada dicen que les importa la vida. Vaya contradicción. Menos mal la indolencia e indiferencia que se refleja en el pésimo manejo de la pandemia desarma el discurso del presidente.

No digamos el pobre efecto que tuvo el estado de Prevención que se impuso para reprimir las manifestaciones de descontento a la gestión gubernamental. Ni por asomo esta medida contemplaba elementos serios y efectivos para paliar la ola incontenible de contagios que estamos enfrentando. Los números son simplemente alarmantes porque se están registrando en promedio más de tres mil casos positivos al día.

El único salvavidas que tiene un efecto inmediato es la donación de las vacunas que hemos recibido del Gobierno de Estados Unidos. Gracias a los vecinos del norte se están salvando millones de vidas, a pesar de la indolencia e indiferencia de este gobierno, que patéticamente está intentando saludar con sombrero ajeno y que sí le ayuda para reducir la tensión y las críticas.

El salvavidas de las donaciones tiene un efecto aún mayor al analizar los criterios que el gobierno utilizó para distribuir y aplicar las vacunas. De manera muy “hábil” se ha concentrado en las zonas urbanas y en los sectores que más le han criticado, intentando callar las críticas que constantemente se expresan en varios medios. Dejando por un lado los criterios técnicos establecidos en el plan de vacunación. Un desorden que evidencia la incapacidad del gobierno y deja que prevalezca el “sálvese quien pueda”.

El problema está en que las donaciones son temporales, depende de la voluntad de los Gobiernos amigos, y además no atiende de manera directa los principales cuestionamientos que tiene el gobierno alrededor de la compra de las vacunas, ni mucho menos los problemas económicos y sociales que están derivados de la mala gestión gubernamental.

Por ello, siguen vigentes las cruciales preguntas: ¿Dónde están el dinero y las vacunas? El gobierno no da explicaciones. Hasta el momento nos estamos vacunando con la caridad internacional y sufriendo con la indolencia e incapacidad nacional. ¿Qué opina usted?

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