Recientemente, tuve una conversación con un grupo de jóvenes que desean participar en la política. Los caracteriza el sueño de un país diferente, la energía para realizar cambios y la pasión por ser parte de una verdadera transformación. Ante todo, la actitud positiva de no ver solo lo malo que se tiene, sino ver las ventanas de oportunidad.
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¿Por dónde empezar? Definitivamente hay que prepararse. Muchos de ellos no habían leído la Constitución de la República, desconocían la Ley Electoral y de Partidos Políticos y no tenían información de la historia reciente del país (época democrática). La Ley Electoral fue la primera promulgada luego de la Constitución, misma que ha sido cambiada varias veces por los políticos. Además, se sorprendieron cuando les comenté que había 21 partidos políticos vigentes, con los cuales deberán competir.
Ganar la presidencia no es suficiente para gobernar y realizar los cambios. “Gobernar es un arte”, les explicaba. Carecían de información del papel del Congreso de la República. Es de recordar que cuando se redactó la Constitución que entró en vigor en el año 1985, por lo vivido en el pasado de una presidencia muy poderosa, se concedieron procesos y controles a los parlamentarios. Por ejemplo, su intervención en el presupuesto del Estado, las potestades para interpelar a los ministros, la aprobación de los estados de excepción y el conocimiento de su propio antejuicio.
Además, los diputados eligen a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, de las Salas de Apelaciones y del Tribunal Supremo Electoral, al contralor, al procurador de los Derechos Humanos y otros cargos importantes, que le dan pesos y contrapesos al Estado. Preocupante que la mayoría desconociera qué es la Corte de Constitucionalidad (CC) y su función. Es muy difícil gobernar si no se tiene la mayoría de los diputados que apoyen al Ejecutivo. Es claro que este debería ser en función al plan de gobierno y una transparente negociación política y no por transa para lograr los votos.
Juntos hicimos una breve recapitulación de la historia a partir del año 1986. Los gobiernos de la Democracia Cristiana (1986-1991), el PAN (1996-2000) y el FRG (2000-2004) contaron con mayoría en el Congreso. Hubo muchas críticas por pasar leyes “en aplanadora”; para lo que presidentes que no han contado con mayoría en el Congreso han tenido que realizar alianzas que indudablemente favorecen intereses partidarios y personales. Por ejemplo, Jorge Serrano Elías (1991- junio 1993) desesperado por el soborno, inclusive intentó disolver el Congreso. Su acción trajo también una reforma constitucional. Su sucesor, Ramiro de León Carpio (junio 1993-1996), no alcanzó a hacer las reformas demandadas; eso sí, se logró la “depuración” del Congreso por el clamor popular.
A partir del gobierno de la Gana (2004-2008) se vio con mayor dificultad que el Ejecutivo pudiera avanzar. La Ley Electoral iba agregando diputados con relación a la población y cada vez era más difícil lograr mayoría en el Congreso. Inicialmente, al ser una alianza de tres partidos, se pudo trabajar; sin embargo, esto duró tan solo un año. Al partido UNE (2008-2012) también le costó gobernar, para lo que concedieron bastos privilegios a varios diputados y a los sindicatos públicos. Los partidos de oposición iniciaron a bloquear la agenda legislativa con interpelaciones a los ministros.
Tal vez lo más reciente para los jóvenes es el desempeño del Partido Patriota (2012-2015). Prácticamente, el Congreso perdió su mandato y dejó de funcionar. La interpelación de casi dos años de la ministra de Educación evidenció el abuso de este mecanismo de control, para utilizarlo como chantaje. Luego, la alianza de los partidos Patriota y Líder fue detonante. Pronto se inició otra “depuración del Congreso”, pero ahora por medio de procesos penales selectivos, parlamento que paradójicamente nombró al presidente Alejandro Maldonado Aguirre de presidente de la República y a Alfonso Fuentes Soria como vicepresidente para completar el período presidencial de septiembre de 2015 a enero de 2016.
La sorpresa la dieron los guatemaltecos cuando eligieron a Jimmy Morales y Jafeth Cabrera del partido FCN-Nación para el periodo 2016-2020. Ambos, sin experiencia política, especialmente el presidente. Con 11 diputados en el Congreso se visualizaba muy difícil trabajar. No contaban con un plan de gobierno ni con un equipo consolidado. Muchos esperaban que presentaran una fuerte resistencia al Congreso, sin embargo, la bancada de FCN-Nación fue creciendo con diputados de otros partidos. Las acusaciones de la CICIG y el MP, en coordinación con la CC y diputados aliados, hizo varias alianzas, llegando a despedir a la CICIG y su polémico proceder.
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Por último, le sugerí a los jóvenes que analizaran la situación actual. El gobierno de Vamos cuenta con 17 diputados de 160. Hay 19 bloques legislativos. Al presidente le tocó una pandemia y una solución que encontró fue hacer una alianza con varias de las bancadas de oposición. A varios les disgusta esta alianza, pero, ¿qué puede hacer el presidente?
Uno de los jóvenes preguntaba si la solución sería un gobierno parlamentario; difícil de responder. Otro comentó que un Bukele sería la solución -lo cual no comparto-. Para proponer reformas será importante estudiar otros gobiernos y sistemas, analizar lo positivo y negativo de cada uno, y comprender que una cosa es “el deber ser” y otra es lo que realmente sucede. ¿Qué opina del sistema político del país? ¿Cómo lograr gobernar? ¿Qué debería hacer un presidente cuando no tiene mayoría en el Congreso?