Tengo por costumbre cada día, cuando medito, leer el capítulo de Proverbios que corresponde al día. El pasado 15, cuando leí el capítulo 15, versículo 30, que dice así: “La luz de los ojos alegra el corazón, y la buena nueva conforta los huesos”, dije, esta frase está perfecta para hacer un nuevo escrito y aquí estoy. David Logacho se expresa sobre este versículo de esta manera: “La luz de los ojos, se refiere a una mirada radiante, vivaz, de satisfacción. Algo así trae alegría al corazón de los demás. La misma alegría se experimenta cuando se recibe una buena noticia”.
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¿Cuántas veces ha oído la expresión “Los ojos son la ventana del alma”, del pintor y escultor italiano nacido en 1884, Amadeo Clemente Modigliani? Como publicaron en la revista “Fahrenheit”, Modi, como era conocido por sus cercanos, no fue un renombrado personaje del arte en su momento, a pesar de que estuvo muy cerca de su amigo Picasso. Una de las leyendas que ronda la figura de Modigliani es que consideraba que solo cuando conocía el alma de sus modelos pintaba sus ojos. En muchas de sus entregas no pintaba las pupilas o el iris, eran personajes ausentes con cuencas almendradas que miraban hacia adentro. Los estudiosos comentan que hay una cierta distancia entre la obra y el espectador, otros hablan de una introspección y, finalmente, está la versión de que cada persona debe dar su interpretación. Sin embargo, cuando les ponía ojos a sus protagonistas, los cuadros saltaban y vibraban de una forma extraordinaria.
Siempre me ha gustado esta expresión, “los ojos son la ventana del alma”, y por eso hoy quiero ampliar este sentimiento que me envuelve. Me encanta saber que cuando hablo con alguien, lo veo a los ojos y no evito su mirada. Siento que sé leer, casi siempre, la expresión que los ojos de las personas con las que hablo reflejan. ¿Cuánto puede expresar esa mirada con ojos de alegría, de tristeza, de amor, de baba por alguien, de menosprecio, de preocupación, etc.? ¿Lo ha sentido usted? ¿Cuando habla con alguien, lo mira a los ojos o es de los que evita su mirada porque tal vez esconde un sentimiento interno muy fuerte?
Muchas personas que conozco evitan ver a alguien cara a cara porque es una manera de no sentir. Cuando no tengo a la persona enfrente y no me ve a los ojos, no hay posibilidad de sentir ese corazón que palpita a mil por hora o ese frío que entra al alma y se siente como si la paralizara. Por eso, cuando hablo por teléfono con alguien, el sentimiento es totalmente otro, porque no profundizo, no se está viendo la expresión de los ojos de la otra persona y todavía más lejano está cuando se lee algo: Aquí, solo quien escribe y lee, por separado, sentirán lo que corresponde.
¿Es usted de los que evita sentir y por eso elige no ver a las personas a los ojos directamente? ¿Se ha preguntado por qué? ¿Qué sentimiento le provoca viendo a quien no quiere revisar? Porque, como oí a alguien decir alguna vez: “Prefiero hablarle por teléfono, porque así no siento”. Y tan importante que es sentir y enfrentar cualquier sentimiento para procesarlo y pasar la brecha, de molestia o de dolor, que corresponde para sentirse mejor. La mirada es la parte del ser humano que más comunica, la que más transmite y con la que conectamos de forma más intensa. Con ella se expresa un tipo de lenguaje que no siempre podemos controlar. Porque como algunos saben, el que no da la mirada es porque algo esconde. Decía Bécquer que quien puede hablar con la mirada puede incluso besar con los ojos.
Por eso, qué emoción cuando vemos esos ojos llenos de luz, como el que existe entre padres e hijos amorosos, o cuando una pareja, donde el amor es de ambas vías, se reencuentra después de algún tiempo separados; y qué me dice cuando existe la celebración con alegría, al ganar una competencia, como en mi caso cuando vi entrar a Erick Barrondo a la meta y ganar la primera medalla olímpica para Guatemala en Londres, 2012. ¿Y qué me dice de esa mirada que surge cuando ve al hijo subir a la tarima y recibir su diploma de graduado o cuando lo ve salir del brazo de su pareja el día de su boda? La vida es de emociones, de caídas y levantadas, pero, sobre todo, es importante ver a los ojos para sentir, porque nadie puede evitar sentir, que los ojos son la ventana del alma.