Opinión

¿Qué oculta el discurso patriótico?

“El contexto que estamos enfrentando es uno que pone en riesgo la estabilidad democrática, la gobernabilidad y la independencia del sistema de justicia. Las redes político-clientelares en una alianza con las élites depredadoras (como las calificó Juan González, alto funcionario del Gobierno de Estados Unidos) están con una miope visión condenando el futuro del país”.

Esta semana tomaron posesión los nuevos magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) en medio de un contexto político muy complejo y cuestionamientos sobre la delgada legalidad en la que el Congreso juramentó de manera parcial a la CC. Queda pendiente que juramenten y tomen posesión los magistrados designados por el Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala (CANG) y por el Consejo Superior Universitario de la Universidad de San Carlos de Guatemala (CSU-Usac).

La dinámica derivó en un proceso que fue seriamente lastimado en la dimensión de legitimidad. En términos generales, por las formas que se utilizaron para designar a los magistrados, especialmente en el Congreso. Las designaciones, en términos generales, no fueron muy transparentes y fueron cuestionadas. Estos elementos generan suspicacias sobre la independencia que gozarán los magistrados y erosiona la legitimidad del órgano constitucional.

Por otro lado, así cómo ha sucedido con los recientes procesos de elección de jueces, la dinámica se contaminó con una maliciosa espiral de vericuetos y acciones legales que hacen mucho más compleja la situación. Este escenario nuboso y poco claro ha sido aprovechado por las redes político-clientelares que desean cooptar el sistema de justicia.

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El contexto que estamos enfrentando es uno que pone en riesgo la estabilidad democrática, la gobernabilidad y la independencia del sistema de justicia. Las redes político-clientelares en una alianza con las élites depredadoras (como las calificó Juan González, alto funcionario del Gobierno de Estados Unidos) están con una miope visión condenando el futuro del país.

Los objetivos que busca esta alianza están alrededor de asegurar un complejo sistema de corrupción e impunidad, impulsar una agenda regresiva en materia de derechos humanos que debilite la institucionalidad y terminar de “sepultar” los vestigios de las acciones que recientemente se impulsaron para luchar contra la impunidad.

Estos “liderazgos” políticos y económicos se están escondiendo en argumentos patrióticos y nacionalistas que buscan, desde su perspectiva, defender la soberanía e independencia del país. No está de más recordar la frase célebre de Samuel Johnson, que dijo: “El patriotismo es el último refugio de un canalla”.

Hablemos claro: Johnson evidentemente se refería a los que ocultan sus espurios intereses en un falso patriotismo, que muchos están pregonando en estos días, y no en aquellos que tiene un genuino, verdadero y generoso amor por el país. Incluso, en muchas ocasiones, en los discursos instrumentalizan a la religión para intentar dotar de legitimidad sus acciones.

Es preocupante que con un discurso “patriótico” cargado de revanchismo y cierta dosis de venganza, que no es buen augurio, estén sin importar las consecuencias tejiendo un manto de corrupción e impunidad que está detrás de ese falso patriotismo.

Muchos actores políticos y sociales en el ámbito nacional e internacional están viendo con preocupación el rumbo que está tomando la independencia del sistema de justicia y la dinámica política. Las vetas de autoritarismo y regresión que se han instalado en otras latitudes se están despertando y tomando fuerza, poniendo en riesgo la estabilidad institucional y la gobernabilidad democrática. ¿Qué opina usted?

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