Bien dice el dicho que nadie sabe lo tiene hasta que lo pierde. Algo similar pasa con la celebración de la Cuaresma en Guatemala. Me decía hace unos años un extranjero que la Semana Santa en La Antigua ha sido uno de los festejos más hermosos, coloridos y emocionantes que ha gozado en su vida. Esperamos que pronto sea atendida la solicitud del gobierno a UNESCO para que la Semana Santa guatemalteca sea declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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Son muchas las actividades que giran en la Cuaresma en Guatemala, especialmente durante la Semana Mayor. Admiro las hermosas procesiones que las hermandades preparan, las coloridas alfombras, las fantásticas marchas, los sagrarios tan sublimes y los distintos rituales alrededor; el olor a corzo e incienso. Adicional, la naturaleza aporta sus lindas flores de colores fuertes y hermosos. El año pasado, con la pandemia Covid-19, nos resignamos a pasar una Semana Santa en casa; sin embargo, será triste no tener esta gran celebración durante un segundo año. A pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones de realizar eventos creativos, realmente no será lo mismo.
Además, tiene un impacto en la economía, ya que se dejará de invertir y producir mucho durante esta época: Los músicos, los sastres, las golosinas, la comida, los restaurantes, los hoteles, los vendedores, inclusive el transporte y la movilidad. Un funcionario me indicó que se consideraba que en La Antigua la pérdida era mayor de Q500 millones. Importante el turismo que esta actividad genera.
En fin, con la pandemia todo cambió, aunque no lo queramos aceptar. El proceso de vacunación ha sido lento, sin embargo el plan presentado por el Ministerio de Salud apunta a que durante el primer semestre del año quedarían vacunados todos los mayores de 50 años, de junio a julio les tocará a trabajadores esenciales y en una cuarta fase (julio y agosto) se vacunará a las personas entre 18 y 49 años. Deplorable que no se cuente con recursos para la cruzada por la nutrición y que haya poca evolución en el sistema de salud. Por supuesto que la población estaría dispuesta a dar “unos centavitos extras” si viéramos una buena propuesta, que fuera innovadora, transparente y eficaz.
Preocupa que los niños y jóvenes se queden de nuevo sin educación este año. Recién cambiaron las reglas elaboradas el año pasado, indicando que solo en los municipios en color amarillo (una tercera parte) pueden sus alumnos asistir de forma híbrida-presencial y en casa. Se sabe que el gobierno cuenta con unas guías para que los alumnos las hagan en casa, sin embargo está claro que muchos no cuentan con la capacidad y disciplina necesaria. Apenas una tercera parte de la población tiene internet en casa, lo que dificulta lograr una gran cobertura de educación virtual en el país. Tristemente, los alumnos dejaron de ser lo más importante en la educación.
Se percibe una gran inseguridad ciudadana, cuando los datos demuestran que en febrero bajaron los homicidios; especial mención los relacionados con mujeres, que descendió de 52 a 26. Todas las vidas valen y tenemos que seguir mejorando, pero pareciera que hay una confabulación en contra de las autoridades de seguridad y justicia. En las redes se concibe un total irrespeto a las autoridades, campañas destructivas e información falsa. Tema preocupante porque los guatemaltecos pierden la esperanza.
La parálisis del país no solo es por la pandemia, sino por un enredo político y judicial; estira y encoge, que no nos está llevando a ningún lugar. El Congreso ya conformó la pesquisidora para levantar el antejuicio de dos magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC) y por otro lado no paran los amparos para que algunos magistrados electos no tomen posesión el 14 de abril. La elección de los nuevos magistrados de la CC ha generado un desgaste en el país. Varios le apuntan a que la nueva magistratura desatará algunos nudos, iniciando por un cambio en el procedimiento para elegir a los magistrados de la Corte Suprema y Salas de Apelaciones. También se espera que equilibre su poder y conforme el tiempo los tres poderes del Estado retomen su rol.
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Por último, los funcionarios del gobierno de los Estados Unidos Juan González y Ricardo Zúñiga ya no pudieron visitar Guatemala por la arena del volcán Pacaya, sin embargo dieron un mensaje a los países del Triángulo Norte indicando que “combatir la corrupción está al centro de todo lo que tenemos que hacer, porque a veces la falta de oportunidad económica, la criminalidad, la presencia de grupos criminales y el narcotráfico, mucho tiene que ver con la corrupción y un ambiente permisivo a cierta influencia”. El reto es cómo hacerlo. Luego una congresista norteamericana de una forma irrespetuosa llamó narco Estados a los tres países, señalando a sus presidentes como responsables y solicitando los recursos para la sociedad civil. Se habla por un lado de una sociedad robusta; sin embargo, para combatir el narcotráfico se requiere de un gran fortalecimiento de las instituciones del gobierno y la generación de empleo. El abordaje debe ser integral.
Esta Semana Santa hagamos un alto para meditar y reflexionar sobre nuestro actuar y pensemos en la contribución que podemos realizar en nuestra familia, comunidad, trabajo y nación para salir adelante. Se vienen tiempos difíciles, pero los guatemaltecos no nos daremos por vencidos. Tome las medidas sanitarias recomendadas y descanse. ¿Qué planes tiene para la Semana Mayor? ¿Qué tres cosas cambiaría en Guatemala? ¿Cómo lograr trabajar todos por un mejor país?