Opinión

Los antónimos

“¿Cuánto dolor podríamos diluir si tan solo nos diéramos el tiempo de sentirlo, enfrentarlo y no evadirlo? Y, de esta forma, elegir darle la vuelta al sentimiento como he ido aprendiendo en esta aventura de mi vida, porque si quiero hacerlo, puedo hacerlo y aprender todo lo que se pueda de esa experiencia que podamos estar viviendo. No nos paralicemos, vivamos, tengamos ilusiones y enfrentémonos a lo que toque y que nos haga felices”.

El otro día estaba oyendo una charla de Pilar Sordo y Tuti Furlán en la que hablaban sobre la vida y todos los cambios que hemos estado teniendo en estos últimos meses. Me encanta oírlas los lunes porque siempre tienen mucho que enseñar y transmitir de una manera muy sencilla y yo, con el hambre que tengo de seguir aprendiendo, las sigo y voy anotando mensajes que puedan enriquecer más lo que yo le comparto en mis escritos.

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Hoy se me ocurrió escribir sobre los antónimos, que quiere decir el significado opuesto o inverso al de otra palabra. El ejemplo, más vivo que tengo desde chiquita, cuando aprendí el significado de antónimo, es alto-bajo. Luego de que se publicara mi libro “Jueves con Mayra”, he estado recibiendo muchos mensajes de agradecimiento por expresar con ánimo parte de mis vivencias y aprendizajes, y por la vuelta que le he dado a esas experiencias y a su dolor. ¿Podría ser entonces el antónimo del dolor, el gozo o el consuelo?

Conforme mi vida ha ido pasando, una de las primeras cosas que aprendí y se me quedó grabada fue que no hay tragedias, hay oportunidades de crecimiento. Y de esto, es tan importante definir entonces que el resultado de un evento de la vida se puede tomar de una u otra forma. Nos chocamos, por ejemplo, no nos pasa nada físicamente, pero el carro sí necesita ser llevado a un taller de enderezado y pintura. Ellos no tendrían trabajo si yo no me choco. Si quisiéramos tener rellenas nuestras muelas, necesitamos de los dentistas. Si pusiéramos más atención a nuestro ser interior, reconoceríamos que hay veces que necesitamos pedir ayuda a un profesional de la psicología que nos oriente. Y así, puedo encontrar muchísimos ejemplos de antónimos del día a día.

Así como la sabiduría no se traspasa, sino que se aprende, el saber oír, leer, entender, sobre todo, y saber elegir cuándo toca tomar decisiones, yo le digo, démosle vuelta a la moneda o a la tortilla. ¿Por qué quedarnos como víctimas? Si ya sabemos que la rabia viste la tristeza, ¿por qué no salir de ella y perdonar? Cuando se nos muere un ser querido, mucho más si estaba enfermo, soy total partidaria de vivir y procesar las etapas del duelo y, con el debido tiempo, darle la vuelta al sentimiento, aceptar y sentir lo bien que pueda estar pasándola nuestro ser querido en ese mundo celestial antes de seguir sin aceptar su partida.

Giancarlo Petaccia, un periodista y presentador chileno, decidió cambiar su sistema de vida en 2017 y se dedicó a la investigación que existe entre la alimentación y las enfermedades, creando lo que ha llamado el Código Petaccia. Él dice que “lo malo no es el dolor, sino el dolor mal atendido”. Y qué gran verdad comparte.

¿Cuánto dolor podríamos diluir si tan solo nos diéramos el tiempo de sentirlo, enfrentarlo y no evadirlo? Y, de esta forma, elegir darle la vuelta al sentimiento como he ido aprendiendo en esta aventura de mi vida, porque si quiero hacerlo, puedo hacerlo y aprender todo lo que se pueda de esa experiencia que podamos estar viviendo. No nos paralicemos, vivamos, tengamos ilusiones y enfrentémonos a lo que toque y que nos haga felices. Bien dice el refrán: “No hay mal que por bien no venga”, y siempre, como dice Romanos 8:28: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Confiemos y sigamos adelante, porque la vida es una tómbola llena de oportunidades.

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