Opinión

Los costos de la pandemia en América Latina

"La pandemia se ha vivido de manera diferente y los impactos que ha generado en países con profundos problemas socioeconómicos, como el nuestro, se hacen sentir de manera muy intensa, especial y fuertemente en los sectores más vulnerables y con menores recursos para hacer frente a este tipo de shocks".

Se han desarrollado varios esfuerzos para analizar los efectos que la pandemia ha generado en varias dimensiones de nuestra vida. Es un evento que marcará nuestra historia y que alteró de manera muy intensa diversos ámbitos de la vida humana, paralizando nuestras economías y, lamentablemente, agudizando las desigualdades y problemas estructurales como la pobreza, la desigualdad y la exclusión.

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La pandemia se ha vivido de manera diferente y los impactos que ha generado en países con profundos problemas socioeconómicos, como el nuestro, se hacen sentir de manera muy intensa, especial y fuertemente en los sectores más vulnerables y con menores recursos para hacer frente a este tipo de shocks.

En gran medida tener un panorama bastante claro y preciso de los estragos que está dejando este “fantasma infeccioso” que camina por todo el mundo permite a las sociedades y a los gobiernos establecer líneas de acción, una vez se tenga el recuento de los daños. Por ello, el “Panorama social de América Latina”, presentado por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), se constituye en un aporte de primer orden para ese propósito.

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La información dura, los datos estadísticos y las conclusiones desgarradoras, y un poco desesperanzadoras, que presenta el estudio nos da una visión y perspectiva de los desafíos que enfrentaremos.

La CEPAL plantea que la pandemia llegó a irrumpir en un escenario económico, social y político bastante complejo. Es decir, no todos los problemas se los tenemos que “achacar” a la pandemia. Indica que en la región prevalecía un bajo crecimiento económico, aumento de la pobreza y crecientes tensiones sociales, que no hicieron nada más que intensificar las desigualdades estructurales que caracterizan a las sociedades latinoamericanas y los altos niveles de informalidad y desprotección social.

Por ejemplo, la pobreza y la pobreza extrema alcanzaron en América Latina niveles que no se habían observado en los últimos 20 años, así como un empeoramiento en los índices de desigualdad en la región y en las tasas de ocupación y participación laboral, afectando especialmente a las mujeres.

El rostro de la pobreza termina siendo mayor en las zonas rurales, entre niñas, niños y adolescentes; indígenas y afrodescendientes; y en la población con menores niveles educativos. Según las proyecciones de la CEPAL, como consecuencia de la fuerte recesión económica en la región, que registrará una caída del PIB de -7.7%, se estima que en 2020 la tasa de pobreza extrema se situó en 12.5% y la tasa de pobreza alcanzó el 33.7% de la población.

Ello, indica el informe, supuso que el total de personas pobres ascendiera a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. De ese total, 78 millones de personas se encontraron en situación de pobreza extrema, 8 millones más que en 2019.

En palabras de Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL: “La pandemia ha evidenciado y exacerbado las grandes brechas estructurales de la región y, en la actualidad, se vive un momento de elevada incertidumbre en el que aún no están delineadas ni la forma ni la velocidad de la salida de la crisis. No cabe duda de que los costos de la desigualdad se han vuelto insostenibles y que es necesario reconstruir con igualdad y sostenibilidad, apuntando a la creación de un verdadero Estado de bienestar, tarea largamente postergada en la región”. ¿Qué opina usted?

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