La coyuntura política está adquiriendo una dinámica cada vez más intensa en torno a la elección de los magistrados a la Corte de Constitucionalidad (CC), que, de hecho, se viene a sumar a la elección retrasada y pendiente que se tiene en la Corte Suprema de Justicia (CSJ). Las cartas se están poniendo sobre la mesa y los intereses, a veces públicos, pero muchos de ellos ocultos, empiezan a perfilarse.
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En juego está la independencia del sistema de justicia y nos presenta el difícil dilema de que el resultado de los procesos de designación pueden configurar dos escenarios: cortes cooptadas o cortes independientes. Desde luego, la vida no es blanco y negro, sino llena de matices.
No obstante, las designaciones que cada uno de los órganos nominadores (Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Consejo Superior Universitario y Colegio de Abogados y Notarios de Guatemala) realice determinará el rumbo que tomará la independencia judicial y, por ende, el sistema republicano, democrático y constitucional en el país.
Muy probablemente, cuando se habla de independencia judicial uno termina pensando que es algo abstracto, lejano y que no nos afecta en el día a día. Este tipo de reflexiones nos lleva a pensar que no está relacionado con nuestras vidas. Que es algo que está ahí, que involucra una lucha intensa de intereses, en los cuales los políticos siempre meten las manos y que nosotros no tenemos nada que hacer al respecto.
Este es un error que como sociedad hemos estado cometiendo y que, al momento en que nos alejamos de estos procesos de elección, les perdemos interés y no les damos seguimiento, en efecto lo que termina sucediendo es que dejamos el sistema de justicia en las manos de grupos que buscan cooptarlo para promover la impunidad en el país.
Pues nada más y nada menos que la independencia judicial es un elemento superimportante y fundamental para la protección y garantía de otros derechos, por ejemplo, una justicia pronta y cumplida, educación, salud y seguridad, o una vida libre de violencia, en general, a una vida digna.
Especialmente, esto adquiere relevancia con los despreciables, condenables e inaceptables hechos de violencia contra muchas mujeres y niñas, que injustificadamente se han dado en los últimos días. Es inconcebible que no repudiemos estos tan deleznables hechos. Duele en algunos casos ver a la institucionalidad pasiva y lenta. No hay duda. Han sido días de tristeza, indignación y repudio. No más violencia contra la mujer, en todas sus formas.
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Qué tipo de posibilidades tienen los familiares de las mujeres que han sido víctimas y violentadas, en todas sus formas, de encontrar justicia. Indudablemente, partimos del hecho de que este tipo de cosas simplemente no tienen que suceder, no se tienen que contemplar y se debe buscar que los responsables paguen las consecuencias.
Las posibilidades de encontrar justicia pronta y cumplida están estrechamente relacionadas con el nivel de independencia que tenga el sistema judicial. En un escenario con un sistema de justicia cooptado se reducen las posibilidades de encontrar esa anhelada justicia. Esta misma analogía aplica para otras áreas de la vida.
Por ello, además de exigir y demandar que las instituciones responsables aborden de manera integral la violencia contra las mujeres, también es necesaria la participación ciudadana en los procesos de elección y designación de los magistrados, tanto en la CSJ como en la CC, para velar que se cumplan principios y criterios de publicidad y transparencia que aseguren un sistema de justicia independiente e imparcial. ¿Qué opina usted?