Fue muy positivo que el viernes pasado el presidente y vicepresidente de la República salieran en conferencia de prensa anunciando su compromiso con la propuesta de gobierno y su deseo de trabajar como equipo. Luego de varias semanas de disyuntiva política, es importante enfocarse en temas determinantes para el desarrollo de Guatemala y definir prioridades para el próximo año.
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La semana pasada, la Coprecovid junto con los ministerios de Salud y Educación presentaron lineamientos sanitarios sobre el retorno seguro a clases. Para el próximo ciclo, se trabajará con una modalidad híbrida, aunque la presencia física de los niños variará dependiendo de la situación de un semáforo de cuatro colores en los distintos municipios. Los padres de familia pueden elegir si envían o no a sus hijos a la escuela. También se están diseñando todos los protocolos y medidas de bioseguridad para las escuelas. Esta iniciativa causó muchas dudas; sin embargo, se debe comprender que es un proceso, es muy importante la comunicación e ir en búsqueda de la mejora.
Es de recordar que los resultados de la educación en el país no eran satisfactorios previos a la pandemia. En la última década se duplicó el presupuesto del Ministerio de Educación; sin embargo, la cobertura quedó estancada y la calidad había mejorado muy marginalmente.
En marzo se prohibieron las clases presenciales. Para el sector público, el ministerio diseñó unas guías de autoaprendizaje que los docentes debían entregar a los padres de familia para que los estudiantes de todos los niveles trabajaran desde casa. También se creó la plataforma “Aprendo en Casa” y se utilizó la televisión y la radio. Es de señalar que todos los alumnos fueron promovidos independientemente de su aprendizaje. Por otro lado, la mayoría de las escuelas privadas impartieron clases usando internet, apoyándose en distintas plataformas. Lo lamentable es que, según el censo, tan solo una tercera parte de los hogares cuenta con internet.
La UNESCO calcula que más de 1,200 millones de estudiantes dejaron de asistir presencialmente a un centro educativo y de este número 160 millones se encuentran en América Latina y el Caribe. Cabe destacar que pocos países de esta región tienen una estrategia clara de educación haciendo uso de la tecnología para el aprendizaje.
Una encuesta digital realizada por expertos en la Universidad del Valle, dirigida a 4,552 personas en el país, en especial a docentes y directores de todos los sectores, muestra que del total de encuestados solamente el 25% dijo haber estado preparado ante el cambio en la forma de entrega educativa; 1 de cada 3 docentes utilizaba WhatsApp como su herramienta principal de trabajo; 23% usaba alguna plataforma digital y 22% guías escritas. En cuanto al contenido, 2 de cada 3 encuestados respondieron que habían priorizado las áreas enfocándose en lectura, matemáticas y comunicación, esto debido a que comentaron que no era posible cubrir todos los contenidos.
El mundo moderno demanda nuevas habilidades. El Foro Económico Mundial señala que estas serán: tener un pensamiento crítico, analítico e innovador; capacidad para aprender activamente; tener creatividad e iniciativa; resolución de problemas complejos; liderazgo e influencia social; inteligencia emocional; y razonamiento y resolución de problemas. Además, cada vez más la formación irá enfocada al análisis de datos, a los negocios por internet, a la programación tecnológica, a la biotecnología, la robótica y otros.
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Ahora bien, si realmente el país va a optar por una educación híbrida, expertos señalan cuatro aspectos clave para que sea exitosa: 1) Perfil docente centrado en desarrollar nuevas habilidades en los estudiantes donde la experiencia sea atractiva y capte su interés; 2) Priorizar contenidos en matemática, lectura escritura y habilidades del siglo XXI, utilizar plataformas, software y contenidos existentes y apoyo para padres de familia; 3) Sistemas de monitoreo y seguimiento de estudiantes para la mejora continua de las intervenciones; y 4) Continuar y garantizar el acceso a equipamiento y conectividad, incluso para ampliar el acceso a los estudiantes que puedan llevarse los dispositivos prestados a sus casas con contenido pregrabado.
Ante la situación, la Fundación Proyecto de Vida y el CIEN presentaron una propuesta para transformar la educación en Guatemala, titulada “¡Pongámosle turbo a la educación!”. Esta no solo busca la introducción de las tecnologías en el modelo educativo, sino que un cambio en la metodología, en la que el maestro se convierte en un facilitador y él con sus estudiantes en aprendices de vida.
La tecnología sigue su cauce y no se detendrá. Urgen políticas que desarrollen las competencias, habilidades y destrezas de los estudiantes para este siglo con el uso de la tecnología y la conectividad. El docente debe ser un mentor de sus alumnos que impulse el aprendizaje constante y su autonomía. Para esto, es importante una intervención considerable de recursos en el que se forme y certifique a docentes en tecnología, la facilitación de contenidos digitales, el equipamiento tecnológico y la conectividad. La propuesta es iniciar con un proyecto piloto entre 2021 y 2023 y luego extenderlo de forma gradual a todo el país de 2024 a 2028. Más allá del Covid-19, se busca una solución a largo plazo. Las alianzas estratégicas son cruciales.
Ha sido un año muy difícil para el país. Pero debemos ver en esta crisis oportunidades de cambio. Una buena educación es fundamental para que todos los niños, niñas y jóvenes tengan bienestar y un futuro promisorio. ¿Qué opina de que los alumnos retornen a las escuelas? ¿Cómo aceleramos el cambio en la educación? ¿Qué se necesita para ponerle turbo al aprendizaje?