Opinión

Los "pilas" y "chispudos"

“Un caso más reciente es el uso universal de la mascarilla. La autoridad no tuvo que implementar mecanismos institucionales ni mucho menos la aplicación de medidas y esfuerzos extraordinarios para que las personas cumplieran con la disposición”.

Cumplir o no cumplir: Esta es una disyuntiva frecuente en estos días en los que nuestras vidas están regidas, además de las normas vigentes, por disposiciones especiales derivadas de las decisiones institucionales para atender la pandemia. No me confunda ni malinterprete. La ley se debe cumplir y las personas no podemos decidir si esta nos aplica o no. El objetivo de esta columna no es hacer un llamado a la desobediencia civil.

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Al contrario, en este espacio busco que conversemos sobre la aplicación de la norma, especialmente en un contexto en el que la cultura de legalidad es uno de los aspectos más débiles de nuestra sociedad. Usted no me dejará mentir, pero dichos coloquiales como “hecha la ley, hecha la trampa”, cómo dirían por ahí, “nos pinta como sociedad”.

No olvidemos que recurrentemente caracterizamos a las personas que son bien “pilas” y “chispudas” cuando estas logran, con sus “poderes” y “habilidades”, sortear los vericuetos de las normas. Cuando toman atajos, se saltan las reglas y logran su objetivo. En estas situaciones solo importa el fin y no los medios. Lamentablemente, este tipo de prácticas informales son las que terminan pesando y la ley no se cumple, sino que se burla.

Algunos casos ejemplares y bastante efectivos, que se convierten en excepciones, se saltan la regla que describo. Uno de ellos puede ser el uso del cinturón de seguridad en los automóviles. Es un ejemplo claro de cómo las personas adoptaron de manera bastante consciente esta disposición. Hubo casos en los que la autoridad impuso la multa y sancionó a las personas que no cumplían. No obstante, ahora está instalado en nuestra “cultura vial” el uso del cinturón y lo hacemos de manera normal, sin presiones.

Un caso más reciente es el uso universal de la mascarilla. La autoridad no tuvo que implementar mecanismos institucionales ni mucho menos la aplicación de medidas y esfuerzos extraordinarios para que las personas cumplieran con la disposición. Puede que el temor a infectarse, el desconocimiento de la enfermedad, campañas masivas de comunicación o bien el ejemplo visto en otros países sean algunos de los factores que contribuyeron a que el uso fuera generalizado.

No obstante, hay un conjunto de reglas que tienen pocas probabilidades de ser respetadas. Especialmente en un contexto en el que el gobierno perdió bastante credibilidad, legitimidad y confianza. La poca o mala información que está disponible sobre el comportamiento del contagio en los municipios, el débil sustento de las disposiciones, la mala comunicación que ha tenido el gobierno en las conferencias.

Por otro lado, también se cuestionan fuertemente el fondo de las disposiciones, porque no se justifican plenamente, incluso muchos de ellas terminan siendo contradictorias entre sí. Estos son aspectos son clave y fundamentales para que las disposiciones que se emitieron ayer y las que se emitirán en el futuro no se queden en papel y se cumplan.

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Indudablemente, el escenario ideal es que las disposiciones estén plenamente justificadas, muy bien comunicadas, respaldadas con datos e información fiable y, sobre todo, que las personas las cumplan. Que tengamos más ejemplos como el del cinturón de seguridad y el uso de la mascarilla universal, para que el avance del contagio del virus se controle.

El virus está aquí. La pandemia no está controlada. Por ello, luego de las medidas anunciadas ayer, espero que no prevalezcan los “pilas” y “chispudos”, por el bien de todos. Esto no solo descansa en la responsabilidad de las personas en ajustarse y cumplir la norma. Una buena parte recae en que el gobierno corrija y enmiende los errores que ha cometido, especialmente los de comunicación, no digamos, por ejemplo, en mejorar la estrategia epidemiológica para dar seguimiento al virus y tener mejor información para sustentar las decisiones que se adoptan. ¿Qué opina usted?

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