Opinión

Raphael, quiero vivir

“Siempre he admirado mucho a este artista por su forma de vivir su éxito y respetar su vida privada, especialmente la de su familia. Y desde hace unos años, la vida nos une en este tema de donación de órganos”.

Mayra Gabriel Mayra Gabriel

Por: Licenciada Mayra Gabriel.

PUBLICIDAD

“Raphael, quiero vivir” es el título del libro que relata el testimonio de mi cantante y artista preferido, Raphael; sobre lo que vivió y sintió en el transcurso de la espera y posterior trasplante de un lóbulo de hígado.

Como escribe, decidió abrir su corazón para compartir la experiencia más traumática por la que puede pasar un ser humano: Verse cara a cara con la muerte. Expresar sus emociones y sentimientos para que, cada día que pasa, vaya habiendo más conciencia sobre esta realidad de la necesidad, que aumente el número de donantes. Saber que muchas vidas pueden salvarse cuando existe un gesto de generosidad. Aceptar que -alguien anónimo- puede dar más vida a otro ser humano, sin pedir nada a cambio. También expresa, constantemente, el valor que tiene el apoyo de la familia en esos duros momentos.

“Aproveché la vivencia para hacer de ese dolor algo bueno y junto con otra mamá guatemalteca fundamos en abril de 2004 la Fundación Donaré”.

Siempre he admirado mucho a este artista por su forma de vivir su éxito y respetar su vida privada, especialmente la de su familia. Y desde hace unos años, la vida nos une en este tema de donación de órganos. Después de haber sido declarado con muerte cerebral, por el golpe que recibió en su cabecita luego de una caída en 1993, mi hijo Giancarlo le dio más vida a alguien con su hígado. Y, por otro lado, años después, en 2003, Raphael puede seguir deleitándonos con su bella música y voz al tener un exitoso trasplante de hígado que se hizo en España.

La búsqueda del “donante vivo o cadavérico” empieza con la familia. Y por eso, los cercanos a Raphael no descartaron la posibilidad de que uno de sus hijos sea el indicado. Solo la hija era compatible, pero estaba embarazada y fue descartada. Qué madurez se debe tener, como padre, para aceptar ese acto o gesto de generosidad de uno de sus hijos. Algo que lastimosamente no sucede en todos los casos. Muchos padres prefieren morir o seguir con tratamientos largos y costosos por no aceptar un trasplante de vivo a vivo de uno de sus descendientes. He llegado a la conclusión de que es por esa falta de información médica que tienen.

Le recomiendo mucho la lectura de esta experiencia que nos comparte Raphael, en su libro “Raphael, quiero vivir”, la cual está muy bien plasmada y nos permite conocer de cerca a alguien que le tocó esperar pacientemente, para poder recibir y vivir, lo que alguien entregó porque dio vida después de su vida. Por esta incomprensible experiencia que me tocó vivir en su momento, aproveché la vivencia para hacer de ese dolor algo bueno y junto con otra mamá guatemalteca fundamos en abril de 2004 la Fundación Donaré.

PUBLICIDAD

Tags

Lo Último