Opinión

El tablero de alertas no es para “premiar” o “castigar”

Una especie de tablero de alertas para dar seguimiento al comportamiento del contagio del coronavirus se empezará a utilizar en 10 días. Este mecanismo tiene el objetivo de establecer criterios para que las autoridades puedan aplicar medidas diferenciadas territorialmente (nivel municipal, departamental o regional) y alejarnos de las medidas de aplicación nacional. Dando seguimiento al comportamiento de dos variables: La tasa de contagios expresada por el número de casos por cada cien mil habitantes o el porcentaje de positividad de las pruebas realizadas.

El tablero consta de cuatro niveles de alerta identificados a su vez por cuatro colores. La roja representa la alerta máxima y será identificada con cuatro círculos en los que se registre una tasa mayor de 25 casos por cada 100 mil habitantes o más del 20 por ciento de positividad. En este nivel de alerta se restringirá en su totalidad el transporte público, solo circulará el número de placa establecido y se mantendrán cerrados los centros comerciales y actividades sociales de cualquier índole.

“La adopción de este mecanismo está siendo cuestionada desde la perspectiva de las condiciones necesarias para una efectiva implementación”.

La alerta anaranjada representada por tres círculos establecerá si se reporta una tasa entre 15 y 24 casos por cada 100 mil habitantes o un porcentaje de positividad entre 15 y el 20. Las medidas que prevalecerán son: Transporte público podrá funcionar parcialmente y bajo restricciones y habrá una apertura limitada de sectores económicos.

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Por otro lado, la alerta amarilla se representa con dos círculos y se medirá en aquellos municipios donde haya una tasa entre 5 y 14 casos por cada 100 mil habitantes o que el porcentaje de positividad de las pruebas refleje entre 5 y 14 por ciento. En esta categoría, la mayoría de las actividades económicas podrán ser realizadas, pero se mantendrá la precaución para evitar un rebrote de los casos.

La cuarta categoría es la verde, que será representada por un círculo y se establecerá en aquellos casos en los que se reporte una tasa menor de 5 casos por cada 100 mil habitantes o un porcentaje de positividad menor al 5 por ciento. La alerta verde permitirá que cada sector económico labore bajo los protocolos establecidos para la llamada “nueva normalidad”.

“No se trata de si nos portamos ‘bien’ o ‘mal’. Es una responsabilidad compartida en la que las instituciones tienen que asumir su papel”.

La adopción de este mecanismo está siendo cuestionada desde la perspectiva de las condiciones necesarias para una efectiva implementación. Por ejemplo, que aumenten bajo criterios epidemiológicos el número de pruebas a nivel municipal, que se agilice la entrega de los resultados, una buena coordinación interinstitucional entre los actores locales y nacionales tanto públicos como privados, así como un sistema fiable y eficaz de recolección, sistematización y publicación de información a todo nivel, una efectiva política de comunicación y fortalecer la capacidad hospitalaria, entre otros factores.

Por ello, es importante que las autoridades pongan atención a este tipo de aspectos, de lo contrario los resultados pueden ser contraproducentes, generando confusión, desorden y focos de ingobernabilidad. Si ya de por sí la crisis sanitaria y económica se está saliendo de las manos, una mala implementación empeorará las cosas. No se vale decir que este mecanismo va a servir para “castigar” o “premiar” el comportamiento de las personas.

Si bien es importante que todos cumplamos con las recomendaciones, no es justo que el gobierno se intente lavar las manos y culpe a las personas por los resultados que se obtengan. No se trata de si nos portamos “bien” o “mal”. Es una responsabilidad compartida en la que las instituciones tienen que asumir su papel. ¿Qué opina usted?

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