Opinión

Urge salir de la pandemia

“Se requiere de una de brújula, un norte y una hoja de ruta para avanzar y superar la pandemia”.

Doña Martita, una señora de 83 años, mamá de una gran amiga, recién tuvo un accidente y se fracturó unos huesos del brazo. Ir a un hospital en épocas de Covid-19 es de pensarlo. Sin embargo, ante el dolor, asistió, le pusieron yeso y fue muy bien atendida. Luego de 26 horas del incidente ve la situación de forma positiva. Jugará bingo vía Zoom con un grupo de amigas, cada quién hará el cartón que le corresponda y en las próximas cuatro semanas se cuidará para su recuperación. No sale de su casa por motivos de edad y los riesgos, pero su mente nunca está cautiva. No puede frecuentar a sus amigas, nietos e hijos. “He vivido de todo en esta vida, pero jamás algo como esto. Todo el mundo encerrado, ni la Segunda Guerra Mundial fue tan difícil como la pandemia”, me comentaba por teléfono.

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Luego de cuatro meses de haber anunciado el primer caso de Covid-19 en Guatemala, estamos con alrededor de 30 mil casos, más de mil fallecidos y muy pocos recuperados. A pesar de todas las restricciones que nos han puesto para movilizarnos y las indicaciones de usar mascarilla, distanciamiento social y lavado de manos con agua y jabón, aparenta que el virus es más poderoso de lo que temíamos. Por alguna razón no hemos logrado organizarnos y actuar unidos para superar esta etapa.

Ha quedado claro que el sistema de salud no es funcional. En mayo se creó la Comisión Presidencial de Atención a la Emergencia Covid-19 (Coprecovid) y hace un mes se renovó al equipo de la cúpula ministerial, todo esto con el objetivo de dirigir esta situación y orientar a la población. Sin embargo, hay un sentimiento de abandono en el ambiente. No existe exactitud de cómo se “aplanará la curva”, cuál será realmente el mes cuando la enfermedad alcanzará el pico y cuánto tiempo se estima que durará esta situación. Adicionalmente, no hay información suficiente para qué hacer ante un malestar -más que llamar a un número telefónico- y las medicinas a tomar en caso de contagiarse.

Preocupa que el coronavirus se está extendiendo en otros departamentos. Algunos municipios han sido muy estrictos; sin embargo, se escucha que varias familias, especialmente luego de asistir a funerales masivos, se han contagiado. Muchos no saben que tienen coronavirus, otros lo ocultan por vergüenza y pocos obtienen atención médica. Solicitan tratamientos sumamente caros que no tienen cómo pagarlos. Posiblemente estos casos no quedan registrados en salud pública y se desconoce cuántos hay en el país.

“Se requiere de una de brújula, un norte y una hoja de ruta para avanzar y superar la pandemia”.

Como me decía una amiga, “ya está cerca”. Le dio a su mamá y a sus dos hermanos. Debido a que tienen una casa con dos baños y varias habitaciones han podido aislarse y convivir 15 días con la enfermedad. Pero se sabe que la mayoría de los hogares en Guatemala no tiene esas facilidades. Conocí el caso de una pareja que salió positiva y no sabía qué hacer con la hija recién nacida. También compañeros de trabajo se están contagiando y hay preocupación y miedo de su avance. Varias personas de la tercera edad que viven solas están melancólicas, algunas deprimidas, ávidas de un abrazo y contacto humano.

Otras han perdido a seres queridos. Y lo más triste es no poder despedirse de ellos. Varios resultan después con la enfermedad y la angustia se multiplica. Hay preocupación, ansiedad y tristeza. También muchos servidores del sector de salud se han enfermado y se han tenido varias pérdidas.

“Esto que hay personas asintomáticas es lo más extraño del virus”, me decía un joven. “Además, ya mero estará la vacuna”, afirmaba con mucho entusiasmo -lo cual es difícil que se tenga en Guatemala este año-. También escuchamos noticias de otros países, entre falsas, dramáticas y apocalípticas. Genera aún más confusión que en países en que se supone vencieron al virus tengan rebrotes. ¡Qué difícil explicarle todo esto a la población!

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A pesar de haber aprobado una serie de programas de apoyo, muchos no se han implementado. La economía del país no se ve muy prometedora. Muchos han perdido su trabajo y otros están a la espera de “qué pasa”. Al menos las remesas aumentaron el mes pasado, pero aún no se conoce un plan de reactivación económica ni los protocolos para abrir los servicios y la economía.

Sin embargo, el guatemalteco no se deja vencer. Alientan muchas historias interesantes a raíz de la pandemia. Un fotógrafo famoso ahora es un excelente chef. Un grupo de jóvenes diseñó una plataforma imitando a Amazon y está creciendo. Un ingeniero en sonido que distribuye productos de limpieza se está reinventando. Amas de casa que venden productos por catálogo y comida están orgullosas por sus ingresos. Vendedores informales de verduras ahora crearon una próspera red de distribución. Academias que imparten clases de canto, baile y yoga por internet logran que sus clientes se relajen. Organizaciones educativas buscado emigrar con excelencia a una educación virtual y algunas instituciones gubernamentales han dado los primeros pasos para incorporarse a la era digital. Muchos emprendedores buscan oportunidades y están saliendo adelante, pero posiblemente no son la mayoría.

Se requiere de una brújula, un norte y una hoja de ruta para avanzar y superar la pandemia. A dos semanas de que se venza el estado de Calamidad, es urgente un plan de transformación de Guatemala, un nuevo imaginario de lo que podemos lograr a futuro y una buena narrativa entre nosotros que reafirme que lo que aspiramos lo podemos lograr. ¿Cómo piensa que será la Guatemala pospandemia? ¿Qué es lo que más extraña en esta situación? ¿Qué cambiará en su vida?

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