Opinión

Tres claves

Hay al menos tres elementos que se pueden considerar para que el Ejecutivo logre sortear la crisis que estamos enfrentando y construir la “unidad nacional”. El primero es la gestión política, el segundo es la gestión administrativa-organizativa y un tercer aspecto es la comunicación política.

El arte está en combinar, en cada uno de los aspectos y entre ellos, factores que contribuyan a construir escenarios de colaboración y cooperación, y no los de confrontación.

Estamos entrando a la etapa crítica del contagio del Covid-19 y los diferentes organismos del Estado, principalmente el Ejecutivo y el Legislativo, deben cooperar y colaborar, en el marco de una relación armoniosa, respetando el balance de los poderes y no supeditando uno al otro.

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Por ello, los esfuerzos de fiscalización que se están impulsando desde el Organismo Legislativo se deben analizar bajo estos parámetros. No interpretar como acciones que buscan bloquear, entorpecer o detener la acción del Ejecutivo. De hecho, el gobierno ha mostrado serias complicaciones para atender las demandas que en este momento necesitamos que cumplan.

Basta revisar de manera rápida los niveles de ejecución que se tienen en el Ministerio de Salud y en los programas sociales que se crearon de manera específica para atender esta emergencia.

Desde luego, la raíz de los problemas está en que tenemos una institucionalidad con una histórica fragilidad que en circunstancias como estas simplemente no responde; no porque no quiera, sino porque hay elementos internos que complican su capacidad de respuesta. No es nada nuevo.

Lo peor de todo sería que luego de la crisis, cuando se abra la puerta para discutir reformas institucionales, prevalezcan posiciones que busquen debilitar la institución pública cuando necesitamos todo lo contrario.

Por ello, una buena gestión política implica que, por ejemplo, los actores políticos establezcan espacios de coordinación entre los actores del Ejecutivo y el Legislativo, en un marco no de imposición. Establecer mesas de trabajo conjunto en los que se discutan y analicen los criterios utilizados en la implementación de los programas o la evolución de la ejecución presupuestaria, solo por citar unos casos. No espacios que anulen la función de fiscalización desde el Congreso o que pretendan acompañar y monitorear, que no son funciones del Legislativo.

Para alcanzar una buena gestión política, los operadores políticos son elementos clave para tejer acuerdos y construir condiciones que permitan que las cosas avancen. En circunstancias como las que estamos viviendo adquiere más importancia la labor de fiscalización del Congreso, pero más aún construir una relación de colaboración y cooperación.

En ese sentido, el otro elemento clave lo constituye la gestión administrativa – operativa que se está topando con una burocracia lenta y engorrosa que dificulta la respuesta del Ejecutivo. El principal desafío de los funcionarios está en buscar las alternativas para agilizar los procesos sin incurrir en prácticas perversas, como la corrupción o ilegalidades.

La población en este momento no quiere excusas, quiere soluciones. Los actores políticos son empáticos con las dificultades que están enfrentando en el gobierno y no buscan que fracase porque, si eso sucede, nos hundimos todos.

Por último, se necesita una buena estrategia de comunicación política, que vaya más allá de presentar periódicamente la información sobre el número de contagios o difundir mensajes triunfalistas, si no todo lo contrario, una comunicación que construya puentes de colaboración y cooperación. La unidad nacional que el presidente está convocando y que el país necesita se debe trabajar y tejer políticamente. Hay que crearla y construirla. ¿Qué opina usted?

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