Opinión

No son acarreados

Un mensaje muy desatinado del presidente fue calificar de “acarreadas” a las personas que están saliendo a la calle con banderas blancas a pedir apoyo para enfrentar el hambre, desempleo y falta de recursos económicos. Hay otro creciente número de personas que no sale a la calle pero sí está colocando la bandera blanca en la puerta de su casa.

El presidente se colocó, desde mi perspectiva, en una posición que lo puede hacer muy vulnerable a las críticas y eso desgastar su imagen. Resulta lamentable que el presidente adopte una posición poco empática frente a estas situaciones y salga diciendo en cadena nacional que las personas que están saliendo a la calle con banderas blancas son acarreadas.

Considero que el presidente ha tomado decisiones correctas y que en gran medida demuestra control y conducción en un momento en el que necesitamos un liderazgo que cumpla esa función.

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Ha demostrado que está haciendo esfuerzos muy grandes para atender la crisis, pero también su posición depende de lo que suceda en otros espacios y hagan otros actores, en los que él no tiene todo el control.

Por ejemplo, hablemos al menos de dos aspectos que pueden afectar y cambiar la imagen que se tiene del presidente y desgastarlo políticamente. Uno de ellos es la capacidad que tendrán las empresas para implementar las políticas que aplacen el pago de los servicios de energía eléctrica (luz), agua potable, telefonía e internet.

Imaginemos un escenario en el que las empresas, por diferentes motivos, no logran atender las demandas de las personas que no pueden pagar y se quedan sin los servicios.

De igual manera, la valoración del desempeño del presidente dependerá en gran medida de la efectividad que tengan en la implementación de los 10 programas sociales. Estas políticas se están implementando en un contexto que viene desde hace mucho tiempo, de una institucionalidad con mucha fragilidad, ineficiencia, muy dañada por el clientelismo y la corrupción.

Lo problemático para el presidente es que estas dos medidas no logren los objetivos y eso incremente las condiciones para descontento social, eventuales manifestaciones, incremento en la delincuencia y el vandalismo.

La configuración de este tipo de elementos, sumados a la crisis económica y la crisis sanitaria provocadas por la pandemia, le incluye la crisis social, que no solo afectará la percepción y evaluación que se tenga sobre el desempeño del presidente, sino consolida una situación muy compleja para el país.

Por ello, el llamado a la unidad que está haciendo el presidente no debe caer en el vacío. Los momentos de crisis necesitan liderazgos que busquen soluciones conjuntas, democráticas y con una perspectiva de país.

Eso no excluye la posibilidad de realizar críticas o fiscalizar las acciones que se están realizando; al contrario, es reconocer e identificar los problemas que estamos enfrentando y las soluciones que podemos adoptar.

Las banderas blancas han estado siempre y la crisis las magnifica. Son una muestra de la necesidad de construir una economía y un Estado que gire alrededor de la dignidad humana de las personas. Soñemos con un país sin banderas blancas. ¿Qué opina usted?

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