Opinión

Humo blanco en el Congreso: nuevo TSE

La semana próxima del Congreso de la República saldrá “humo blanco” en la elección de los nuevos magistrados del Tribunal Supremo Electoral (TSE). El Legislativo tiene en estos momentos tres elecciones importantes.

Dos de ellas, la de magistrados de la Corte Suprema de Justicia y la de Salas de Apelaciones, están suspendidas por la Corte de Constitucionalidad y estamos a la espera de lo que resolverá en definitiva la máxima corte del país.

Este escenario, mal que bien, nos permitirá enfocarnos y dar un mejor seguimiento a la elección que realizará el Congreso. Esta semana, la comisión de Asuntos Electorales de este organismo realizó entrevistas a los candidatos que están en la lista final que entregó la comisión de postulación.

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Más allá de los cuestionamientos y el contexto adverso que está viviendo “la comisión de postulación”, como mecanismo de elección, los diputados tienen el desafío de elegir a los próximos magistrados.

“Menuda tarea”, diría por ahí, considerando el “manojo” de intereses que se ponen en juego. La clave será identificar cuáles criterios tomarán los partidos para votar.

Qué tipo de TSE buscarán consolidar y con cuáles características. Dado el reciente desempeño de este órgano, es necesario realizar un balance de los desafíos que enfrenta, establecer prioridades y elegir a los candidatos que puedan, desde sus capacidades técnico-profesionales y sus principios y valores, superar esos desafíos.

En el ámbito de la proximidad de los partidos políticos hay algunos factores que están causando cierta preocupación y que pueden influir en la decisión de los diputados.

Uno de ellos son los procesos de cancelación que están enfrentando varias organizaciones políticas, que tienen representación en el hemiciclo. Ayer el TSE oficializó la cancelación del PAN.

Varios partidos están en “capilla ardiente” a la expectativa de cómo evolucionará su proceso de cancelación y otros tienen temor de estar en los zapatos de los que “se están tronando los dedos” para que nos los cancelen.

Por otro lado, uno de los factores que puede influir es la “percepción” que tengan los diputados de hasta dónde los candidatos están dispuestos a llevar el proceso de reforma y modernización del TSE.

Este factor influye en la capacidad que el órgano electoral tendrá para cumplir sus funciones y dar los resultados que se esperan. La duda es si los candidatos tienen la intención de entrarle de lleno a ese desafío o quieren pasar desapercibidos y no realizar cambios importantes.

A los partidos les incomoda tener, por ejemplo, un TSE con mucha capacidad de controlar y fiscalizar. De hecho, casi todos los casos de cancelación son por incumplir las normas de financiamiento.

Hay que estar alertas porque en el Congreso, de manera complementaria con una eventual elección de magistrados con poco interés en fortalecer la capacidad de fiscalización, pueden aprobar una reforma electoral regresiva, especialmente en el régimen de control y fiscalización.

Estamos claros que es necesario mejorar el modelo para hacerlo más efectivo porque sí generó algunas dificultades, pero no sacrificar los objetivos y principios alcanzados en 2016.

La elección de los próximos magistrados al TSE adquiere una dimensión muy importante para la consolidación de la democracia representativa del país. Un TSE moderno, autónomo e independiente es uno de los principales objetivos de esta elección.

Para ello, se deberá elegir a los candidatos que evidencien una capacidad técnica-profesional, un fuerte compromiso con la reforma y modernización del órgano electoral y tengan independencia de grupos políticos. ¿Qué opina usted?

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