Opinión

La carrera judicial importa

El trabajo de las comisiones de postulación de los magistrados a la Corte Suprema Justicia (CSJ) y a las Cortes de Apelaciones está terminando y pronto llegarán al Congreso de la República las nóminas para que el pleno realice la elección.

La discusión de fondo, más allá del análisis sociopolítico sobre las implicaciones y los resultados que la elección pueda tener para la independencia judicial y sobre la funcionalidad que tiene el mecanismo de comisiones de postulación, en términos de lo vulnerable, que termina siendo para que grupos externos pueda influir y cooptar el sistema de justicia, es que necesitamos hablar sobre la carrera judicial. Esto no excluye, desde luego, la necesidad de promover reformas al sistema.

La independencia judicial se define como la capacidad que tienen los jueces para decidir con base en lo que la ley establece, sin que nadie les diga qué hacer o influya en ellos. Se conocen casos en los que los jueces son presionados e influenciados por “grupos externos” con capacidad para intervenir en los fallos judiciales.

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Necesitamos mejores jueces para luchar contra la injustica y acabar con la corrupción y la impunidad.

Jueces que sean sometidos a verdaderas evaluaciones de desempeño, que logren escalar en la carrera judicial por méritos y capacidad, y no por compadrazgos o favores políticos, y que puedan responder por los errores que cometen.

El ambiente político está bastante agitado, son muchos los sucesos que han acontecido recientemente que, desde mi perspectiva, pintan el triste panorama de la justicia en el país, y que, vistos de manera positiva, brindan razones suficientes para retomar las propuestas que buscan impulsar la carrera judicial.

De lo contrario, nos vamos a quedar dando vueltas siempre en el mismo lugar.

La promoción de la carrera judicial y un mecanismo de evaluación que permita identificar y premiar la labor de los jueces en el ejercicio de la judicatura es fundamental para una justicia pronta y cumplida. Esto garantiza que la persona que conoce los casos tenga capacidades y habilidades que le permitan ser objetivo en la solución de los problemas que se le presentan.

Por ello, los esfuerzos deben estar orientados a promover un sistema que produzca jueces independientes que actúen imparcialmente y no bajo componendas.

Necesitamos que los jueces sean capaces, honestos y eficientes, pero para ello hay que configurar un modelo institucional que genere incentivos correctos para que cumplan plenamente con su función. Esto, por el bien de la democracia, el fin de la impunidad y la corrupción, y el fortalecimiento de la independencia e imparcialidad judicial.

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