Uno de los aspectos que fue bastante discutido en la semana fue la necesidad de pensar qué hacemos con el Parlacen. Es una de las instituciones que menor apoyo y legitimidad tiene frente al ciudadano.
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La mayoría de las personas no sabe cuáles son las funciones de este organismo, cómo se integra, qué tipo de resultados está dando (si es que los tiene), qué aportes le da al país y a la región centroamericana.
En el imaginario social y popular este organismo no tiene justificación para existir porque termina siendo un reducto para presidentes salientes, políticos corruptos, familiares de políticos y otros actores que lo único que buscan es llegar para recibir un sueldo fácil cada mes y en el peor de los casos buscar protección e inmunidad para no enfrentar la justicia.
Esta crisis de confianza y legitimidad que está enfrentando el Parlacen no es exclusiva de esta institución, al contrario, el cuestionamiento se puede ampliar a todo el Sistema de Integración Regional, que tiene ya sus añitos de existir y no da resultados. En última instancia se cuestiona el modelo de integración y la pertinencia para la realidad que estamos enfrentando.
La situación se agudizó luego de la inusual sesión que este organismo planificó para acelerar la juramentación de Jimmy Morales y Jafeth Cabrera y darles, minutos después de dejar el cargo, la protección de inmunidad. Los actores del sistema, en un acto descarado y bochornoso, reprimiendo de manera innecesaria y desmesurada a los manifestantes, protegieron al presidente saliente. Una acción muy cuestionada. Jimmy cierra su mandato de la peor forma.
Las autoridades que acaban de asumir las funciones no se pueden hacer de la vista gorda y desatender el problema. Los actores desde el Ejecutivo y el Legislativo tienen una oportunidad para colocar en la mesa la discusión del modelo institucional que está instalado o que se debería instalar para, eventualmente, impulsar la integración regional.
Buscar responder preguntas sobre qué tipo de modelo queremos impulsar, en las condiciones y circunstancias en las que estamos, que evidentemente se alejan por completo de los esfuerzos que se iniciaron a mediados de los ochenta, cuando el mundo vivía otras dinámicas y la región enfrentaba otros desafíos.
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Entiendo perfectamente el sentir ciudadano, con el cual me identifico plenamente, pero también considero que la solución no debe pasar solo por buscar salirse del organismo, sino que, en función de articular esfuerzos regionales, sentarse a evaluar opciones para repensar el modelo.
Hay una agenda de problemas que no respetan fronteras en la región y que demandan esfuerzos y un fuerte compromiso político de los actores políticos. Uno de ellos es la estabilidad democrática y la gobernabilidad política, el crimen organizado, la pobreza, la falta de empleo y el debilitamiento institucional. ¿Qué opina usted?
