Terminó la administración de Morales, empieza el gobierno de Giammattei.
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Es fundamental que el Gobierno de Guatemala entienda y explique a la opinión pública la importancia del Acuerdo de Tercer País Seguro con los EE. UU. no solo porque le dan estabilidad a la frontera sur del gigante norteamericano, sino especialmente por el programa de 50 mil visas anuales de trabajo temporales para trabajadores agrícolas guatemaltecos.
Esas visas permitirán liberar a esa masa de humanidad migrante de las garras de los traficantes de personas narcos y maras que atormentan a esos pobres migrantes y los vuelven esclavos de esas redes de crimen organizado para que los coyotes los pasen, cobrándoles hasta 10 mil dólares por cabeza.
La cooperación con el FBI, el Homeland Security y el Departamento de Defensa y el Comando Sur del Ejército de los EE. UU. es también fundamental y debe ampliarse, reforzarse y comunicarse para que la población entienda que en política exterior no nos podemos pelear con los EE. UU., debemos aprender a negociar con ellos para el beneficio de ambos países: Guatemala y los Estados Unidos.
Con Israel debemos igualmente aprovechar la tremenda oportunidad que el presidente Morales le deja al presidente Giammattei y ampliar en todos los aspectos la cooperación bilateral con el Estado judío, aliado fiel de Guatemala por más de 70 años.
En política interna el nuevo gobierno debe identificar a las docenas y docenas de oenegés violentas que promueven la violencia y las invasiones y quemas de fincas, destrucción de minas e hidroeléctricas en el interior y cortar relaciones diplomáticas con los Estados que financian estas ONG corruptas. Hay que poner atención, cuidado y mucha presión diplomática y política, especialmente a los embajadores europeos del G-13, y reducir y prohibir severamente la ayuda estatal a las fundaciones y ONG internacionales que financian esas ONG locales que causan violencia y lawfare dentro de Guatemala.
Guatemala debe enfrentar a sus adversarios y oponentes y no apaciguarlos. Debe crecer el país, crecer económicamente de forma que la clase media que se ha expandido tanto en la última década y media se expanda aún más y duplicar el ingreso per cápita de 6 mil o 7 mil dólares a el doble.
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¿Eso es difícil? ¿Se puede lograr? Por supuesto que sí se puede, pero para ello el nuevo gobierno desde el primer día debe dar señales claras de respetar la vida humana, la propiedad privada y la libertad de empresa.
El presupuesto debe ser balanceado, la deuda pública detenida y reducida hasta eliminarla por completo y todos los mercados y sectores económicos deben ser abiertos a la libre competencia nacional y extranjera.
Guatemala se logró salvar de la ola socialista del siglo XXI, logró sacudirse a la CICIG y la corrupta ONU de encima, pero no hemos ganado la guerra contra el mercantilismo corrupto y el socialismo aliado al narco en Alta Verapaz, San Marcos e Izabal.
El Ejército y la inteligencia militar deben ser reforzados, equipados y entrenados con los mejores del mundo, mejor si los estándares equipo y entrenamiento son israelíes.
Deseo al presidente Giammattei muchos éxitos en su gestión y que sea valiente y nacionalista (sin llegar a los extremos), que enfrente la responsabilidad enorme que ahora tiene sobre sus hombros con temor de Dios y que la defensa de la soberanía y la independencia de la República de Guatemala sea su norte y su fin.
¡Dios proveerá, guatemaltecos! ¡Dios proveerá, sigamos luchando!
¡Guatemala vale la pena! VJMJCH