Entramos a la segunda quincena de diciembre y cambia nuestra agenda. Muchos toman vacaciones, otros ponen sus negocios e inician las fiestas de fin de año. Las posadas, los convivios, las celebraciones navideñas y de año nuevo nos llenan de alegría y nos abren el corazón y olvidamos temporalmente la política.
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Antes de entrar de lleno a la época navideña es importante analizar los distintos acontecimientos que vivimos en el país y los retos que se presentarán en el año 2020. Fue un año particular para Guatemala, especialmente porque no logramos un rumbo para el país. Muchas cosas nos sorprendieron y otras nos enojaron, lo cierto es que allí vamos, tambaleando, pero de pie.
Tal vez el acontecimiento más importante fueron las elecciones. Teníamos un nuevo marco legal, varios candidatos controversiales y una CICIG finalizando su mandato. Había mucha expectativa respecto a quiénes serían los próximos diputados, qué pasaría con los alcaldes, cuál binomio sería inscrito y cuál ganaría. Adicionalmente hubo mucha tensión luego de la primera vuelta, cuando se detectaron desafíos en la transmisión y conteo de datos por parte del Tribunal Supremo Electoral -tema que continúa en la palestra-. La intervención de la Corte de Constitucionalidad en la elección de los magistrados a la Corte Suprema de Justicia y a las Salas de Apelaciones extendió ilegalmente el período constitucional. También el tema de la caravana de migrantes y el convertirnos en un tercer país seguro generó mucha tensión, ya que aún no nos informan al respecto.
“Es importante analizar los distintos acontecimientos y los retos que se presentarán en el año 2020”.
En un mes tomará posesión un nuevo Congreso (2020-2024) que contará con 160 diputados, 19 bancadas, una de ellas la UNE -partido de oposición-, con aproximadamente una tercera parte de los diputados (52). Aún no se sabe quiénes integrarán la junta directiva y el reto más grande que enfrentará el presidente Alejandro Giammattei, el vicepresidente Guillermo Castillo y su gabinete será lograr una buena negociación para que el presupuesto de 2020 responda a las propuestas y proyectos que el partido Vamos promocionó durante la campaña. Es de recordar que la bancada del partido oficial, aunque es la segunda bancada más grande, solo cuenta con 17 miembros. Serán por lo menos tres meses intensos para lograr que estos dos órganos del Estado coordinen y trabajen en conjunto para lograr un acuerdo.
Dentro de las prioridades del Organismo Legislativo debería estar reformar su ley interna, diseñar una agenda para el corto y el mediano plazos y definir prioridades en función de las necesidades de los guatemaltecos. Es difícil continuar con un Congreso que se pasa la mayoría del tiempo interpelando ministros, produciendo leyes sin sustento técnico ni financiero u otras muy superficiales. Habrá desafíos internos luego que el Tribunal Supremo Electoral comentó que varios de los partidos serán clausurados. Como mínimo, el Legislativo debería reformar las leyes relacionadas con una mejora de la gestión gubernamental, como la de contratación del Estado, la de Contraloría, la de Servicio Civil y una ley de presupuesto.
Adicionalmente, habrá elección de una nueva Corte Suprema de Justicia, que posiblemente coincida con la toma de posesión del presidente y el vicepresidente, las corporaciones municipales y los diputados. Por primera vez en esta era democrática, los guatemaltecos tendremos renovación de los tres poderes del Estado al mismo tiempo. Demandamos de este órgano del Estado transparencia, justicia pronta y cumplida, certeza jurídica y disminuir la impunidad. Sin embargo, falta mucha planificación, mejora de procesos, coordinación interinstitucional y gerencia. La eficiencia en la justicia criminal ha disminuido en parte por el aumento de la demanda, sin embargo prevalece una gestión deficiente. Será de ponerse la meta de lograr un Organismo Judicial más efectivo, que mejore su administración y sus resultados.
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El Organismo Ejecutivo deberá tomar el liderazgo en materia de desarrollo económico y social. La economía se ha quedado estancada, los servicios de salud y la educación son mediocres y la seguridad requiere de mejoras sustantivas, especialmente con el tema de las extorsiones. La inversión en infraestructura es casi nula. Una etapa de transición tan larga les ha permitido al presidente y al vicepresidente electos escoger a su gabinete y trabajar en conjunto. Se reúnen periódicamente, hacen visitas a los diferentes departamentos y han tomado muy en serio los procesos de la transición. Esperamos que estén informados de los retos que les esperan. Talvez lo recomendable es que durante los primeros meses presenten un plan de gobierno aterrizado con propuestas concretas y prioridades. Temas como una estrategia para combatir la desnutrición crónica, aumento de cobertura y calidad para la educación secundaria, mejoras sustanciales en el sistema penitenciario, el combate al crimen organizado y un nuevo modelo de desarrollo económico que genere más y mejores empleos.
Sería excelente que los nuevos funcionarios del Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial coincidan en las prioridades de país y trabajen por alcanzar metas comunes, mejoren su desempeño y que cada uno cumpla su rol como lo demanda la Constitución de la República. ¿Cuáles son sus expectativas del nuevo gobierno? ¿En qué avanzamos y retrocedimos este año? ¿Cuáles acciones considera medulares para una transformación de país?