Opinión

Países que prosperan

“La inversión pública es casi nula, la justicia es débil y nos sentimos muy inseguros”.

Durante muchos años en Guatemala ha habido una discusión respecto al rol del gobierno en la sociedad. Se ha debatido sobre su tamaño y actividades, pero poco hemos avanzado en discutir y fortalecer sus instituciones.

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Varios gobiernos han reclutado muchas personas, sin procesos claros y transparentes de selección, más por referencia que por mérito, beneficiando a los del partido de turno.

Hemos visto que en la última década los sindicatos del sector público por medio de los pactos colectivos han aumentado de forma desmedida sus salarios, sin tener resultados para los ciudadanos, como disminuir la desnutrición crónica o tener más y mejor educación.

La inversión pública es casi nula, la justicia es débil y nos sentimos muy inseguros. Pasamos de la burocracia a la cleptocracia y aunque se hayan destapado muchos casos de corrupción, aún no contamos con un plan para fortalecer la gobernabilidad y lograr eficiencia y eficacia.

En este sentido recientemente Fundesa ha iniciado un debate respecto a cómo lograr pasar de un Estado líquido a uno sólido. Se discutirá durante el Enade 2019 el 10 de octubre qué son las instituciones, cómo deben funcionar y por qué son importantes para la prosperidad de las naciones.

Leyendo el libro “Por qué fracasan los países” de Daron Acemoglu y James A. Robinson, publicado en el año 2012, en el capítulo que se comenta respecto a la diferencia entre las ciudades de Nogales de Sonora (México) y Nogales de Arizona (Estados Unidos), recordé mi primera visita hace 11 años a esa área.

Del lado mexicano tuvimos que transportarnos en carro blindado y la fila para cruzar la frontera era interminable. No había trabajo ni seguridad ni mucho menos futuro. Presenciamos una balacera a metros del vehículo. Nuestra misión en ese entonces era motivar a tomadores de decisiones que un nuevo Nogales era posible.

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Hace tres años regresé y pude ver el progreso de Nogales. Me comentaba un amigo que había mucha inversión y desarrollo. Las reglas habían cambiado, se habían instalado nuevas empresas y mejorado los servicios. El desafío de aquel entonces era encontrar jóvenes dispuestos a trabajar. ¿Qué cambió en Nogales, Sonora?

El libro relata la importancia del tipo de instituciones para no fracasar como país. Según Douglass North (Premio Nobel de Economía en 1993), las instituciones son restricciones que surgen de la inventiva humana para limitar las interacciones políticas, económicas y sociales.

Incluyen restricciones informales, como las sanciones, los tabúes, las costumbres, las tradiciones y los códigos de conducta, así como las reglas formales (constituciones, leyes y derechos de propiedad).

Las instituciones son inventos de los seres humanos para crear orden y reducir la incertidumbre del intercambio. En forma conjunta con las restricciones usuales de la economía definen el conjunto de elección y por consiguiente determinan los costos de transacción y de producción y, por consiguiente, la rentabilidad y factibilidad de llevar adelante la actividad económica.

Las instituciones facilitan la estructura de incentivos de una economía; a medida que la estructura va cambiando, dan forma a la dirección de cambio económico hacia el crecimiento, el estancamiento o el declive.

Ahora bien, Acemoglu y Robinson van desarrollando en su libro dos conceptos de instituciones: las extractivas y las inclusivas. Las instituciones extractivas “extraen” rentas y riqueza de un conjunto de la sociedad a fin de beneficiar a unos pocos.

Ejemplos de estos países en Latinoamérica están en un extremo Cuba, Venezuela y Nicaragua, seguido de países como Honduras, El Salvador y Guatemala, y varios del sur que cuentan con un diseño institucional que mantiene en la pobreza a una gran cantidad de la población, mientras garantiza privilegios a un grupo en el gobierno.

A más autoritarismo, más dramática puede ser la situación.

Las instituciones inclusivas son las que garantizan los derechos de propiedad, la ley y el orden, la libertad (y la facilidad) para la creación de empresas, el buen funcionamiento de los mercados, el cumplimiento de los contratos y la igualdad de oportunidades para que los ciudadanos puedan mejorar su situación económica.

Las ventajas para una sociedad de las instituciones económicas inclusivas es que aprovechan la creatividad y el trabajo de más ciudadanos, con lo que aumentan la innovación, la competitividad y la producción de los países (Ferraro, 2014). Algunos ejemplos del continente son Canadá, Estados Unidos, Chile y Uruguay, inclusive Costa Rica.

El éxito radica en cambiar los incentivos y lograr en Guatemala la mutación de nuestras instituciones a modo inclusivo. Mantener el “statu quo” solo generará más pobreza. Esto requerirá un sistema que busque repartir el poder, perder los privilegios, competir y lograr reglas en beneficio de todos y no de algunos pocos.

Estaremos atentos al evento de Enade, escuchar a los expertos y luego seguir una estrategia para iniciar la transformación del país. ¿Cómo lograr un gobierno para todos? ¿Cuáles leyes son clave para contar con instituciones inclusivas? ¿Cuáles reglas y costumbres usted cambiaría en la sociedad para prosperar?

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