Opinión

Jóvenes contra la violencia

“¿Cómo generar más oportunidades de trabajo para los jóvenes? ¿Cuáles temas unen a los guatemaltecos? ¡Por una vida digna, vivos muchá!”

En 2009 Guatemala se perfilaba entre los países con mayor tasa de violencia homicida del mundo. Cada 90 minutos fallecía un ciudadano por esta causa y había poco conocimiento a qué se debía este fenómeno.

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Con un grupo de colegas que trabajábamos en el programa “Desafío Joven”, financiado por USAID y con el apoyo de varios expertos, hicimos un análisis de la situación de los homicidios en el país con el objetivo de prevenir la violencia y el delito. Encontramos que no había suficientes estudios y se desconocían las causas. Descubrimos que las muertes violentas se daban en su mayoría en personas jóvenes entre 16 y 30 años. En 1997, de cinco mil 781 muertes violentas reportadas, el 57% pertenecía a esta edad y el 38%, entre 16 y 25 años. La mayoría de las víctimas, así como victimarios, eran varones. Por ejemplo, según los datos de homicidios en 2008, de seis mil 292 homicidios, 687 fueron femicidios, por lo que indicaba que 9 de cada 10 eran hombres. Además, era un fenómeno más urbano y la mayoría de estos se cometía con armas de fuego (84%).

Al igual que en otros países de la región latinoamericana, Guatemala presentaba retos en materia de seguridad ciudadana. La tasa de homicidios en la última década se había más que duplicado, aumentando de 17 a 46 por cada 100 mil habitantes.

“¿Cómo generar más oportunidades de trabajo para los jóvenes? ¿Cuáles temas unen a los guatemaltecos? ¡Por una vida digna, vivos muchá!”

Según estudios del Banco Mundial, los jóvenes en riesgo son los que sufren violencia en el hogar, exclusión social y violencia en la comunidad, tienen bajo autoestima, han crecido sin uno o dos de los padres, algunos han tenido actividad sexual temprana, expuestos a uso de drogas, presentan fracaso escolar, desempleo, embarazo adolecente, adicción a drogas y otros. El fenómeno de las pandillas es multicausal y muchas veces el pertenecer o nacer en un barrio donde hay pandillas activas es uno de los factores de riesgo. No necesariamente tiene sus raíces en el conflicto armado y no son los más pobres los más violentos.

Así nació Jóvenes contra la Violencia. Se convocaron a jóvenes de distintas organizaciones (más de 90) y se acordó montar un movimiento. Se deseaba realizar un proceso de discusión, sensibilización y acciones concretas para lograr reducir la violencia juvenil.  Además, se quería concientizar y capacitar al ciudadano para saber cómo actuar para prevenir la violencia, así como generar un número de iniciativas, propuestas e intervenciones para mejorar la situación. Deseábamos crear un cambio de actitud ciudadana y hacer una propuesta integral (sociedad y gobierno) para prevenir la violencia juvenil.

Se realizaron nueve actividades distintas durante 90 días. Inicialmente, se hizo un manifiesto. Se programó un juego de futbol entre empresarios y políticos contra expandilleros, recorrimos los barrios vulnerables en un bus durante varios sábados con invitados de todos los sectores (diputados, embajadores, funcionarios, empresarios, activistas, académicos y otros), se montó un concierto: “Toke contra la violencia”, se organizaron 90 diálogos con jóvenes de todo el país para conocer sus ideas, se grabó una canción y un videoclip, y otras actividades creativas. Por último, con el apoyo de expertos y las propuestas de los jóvenes, se realizó una política para prevenir la violencia y el delito y se le entregó al vicepresidente. Luego, este movimiento se extendió en toda Centroamérica y los jóvenes empezaron a tomar conciencia de que ellos eran parte fundamental de la solución.

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Casi 10 años más tarde podemos decir que se tuvo éxito. La tasa de homicidios, así como su número, disminuyó. Hoy fallece el 40% menos de personas al año por homicidio. La tasa disminuyó de 46 a 22 por cada 100 mil habitantes y el número de homicidios, de 6,292 a 3,871 en 2018. Este logro debe motivar a los guatemaltecos a seguir trabajando para reducir este delito y otros que afectan a la población, como las extorsiones y el robo. Ha sido un trabajo de varias administraciones y debe continuarse con una agenda de desarrollo para los niños y jóvenes, programas de prevención focalizados y la coordinación interinstitucional para continuar mejorando.

Debemos contar con cifras, por lo tanto urge publicar la encuesta de victimización y hacerla periódicamente para conocer el comportamiento de otros delitos y evaluar la efectividad de las distintas intervenciones y programas. Fortalecer la formación y carrera de los policías, renovar el Sistema Penitenciario y contar con una política para neutralizar la narcoactividad es fundamental.

Jóvenes contra la Violencia mostró que cuando todos los ciudadanos, el gobierno y los organismos internacionales se unen por una causa se puede lograr un cambio. Hoy los jóvenes que participaron en el movimiento son líderes y están trabajando por una Guatemala mejor. ¿Cómo pueden los padres contribuir a bajar la violencia? ¿Cómo generar más oportunidades de trabajo para los jóvenes? ¿Cuáles temas unen a los guatemaltecos? ¡Por una vida digna, vivos muchá!

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