Opinión

Busquemos salidas dignas y humanas a los problemas de la migración

La migración se ha convertido en uno de los principales problemas de la agenda pública de actores políticos, instituciones y organizaciones nacionales e internacionales. Basta salir un poco de las fronteras y dar una vuelta por el mundo para encontrar que sea porque son países receptores o emisores, la migración está generando un fuerte debate público.

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Lo triste es ver que la mayoría de “las soluciones” que se adoptan privilegian aspectos como la seguridad nacional ante la dignidad humana y los derechos humanos fundamentales.

En el caso guatemalteco, la migración hacia los Estados Unidos en búsqueda del famoso “sueño americano” se da entre otras razones por las deplorables condiciones socioeconómicas, la violencia e inseguridad y la vulnerabilidad en la que viven millones de guatemaltecos.

La pobreza, la exclusión, la discriminación y la falta de empleo y oportunidades son los principales motores que expulsan a los migrantes a buscar mejores horizontes en el país del norte, en condiciones infrahumana y arriesgando sus vidas. La dura y cruda realidad es que migrar termina, en medio de las dificultades que enfrentan, siendo la salida para solucionar los problemas.

En este sentido, un primer paso es reconocer que el problema en principio es nuestro y que también somos parte de la solución a los múltiples problemas que se asocian a la migración. Es fácil, en medio de la tragedia humana que viven los migrantes, salir culpando a las duras políticas antimigración que recientemente está implementando Estados Unidos.

Nos tranquiliza saber que tenemos a un tipo sin escrúpulos y dispuesto a todo para buscar su reelección en el país del norte; Trump, como la amenaza truncadora de sueños latinoamericanos.

Es la salida fácil que esconde la responsabilidad que tenemos como país y sociedad. En ese sentido, mal que bien, la interpelación y la acusación debe ser a nosotros mismos, que hemos sido incapaces de construir un modelo de desarrollo económico incluyente que genere prosperidad y desarrollo humano sostenible. Un país de oportunidades en donde migrar sea una opción, no una obligación.

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Los tiempos políticos que estamos viviendo motivados por las agresivas acciones del gobierno de Donald Trump y por el cambio de autoridades que tendremos en los tres organismos del Estado debe ser la excusa perfecta para sentarnos a discutir las soluciones que vamos a impulsar para atender los problemas de la migración.

Las soluciones no vendrán solo de las instituciones públicas, se requiere de esfuerzos articulados, si bien se quiere, desde la institucionalidad, pero acompañados de actores políticos, sociales y económicos. Aunque parezca un lema de campaña, aquí tenemos que echar punta todos.

Hablemos de qué manera vamos a generar mecanismos que multipliquen las oportunidades de desarrollo y crecimiento económico, más inversión y empleo, no solo considerando las áreas urbanas, sino también el área rural del país, las zonas más olvidadas.

Buscar, en este contexto regional bastante adverso, esfuerzos regionales que permitan el trabajo coordinado con los países vecinos que comparten, en gran medida, los problemas de la migración. No debemos seguir con la política exterior aislacionista, sino que hay que buscar esfuerzos multilaterales en los que no nos pongamos de alfombra y busquemos acuerdos dignos.

De manera paralela, por la intensidad del fenómeno, también se deben priorizar las intervenciones humanitarias que a lo largo de la ruta del migrante son necesarias e imprescindibles. Este es el lado que toca el corazón y los sentimientos. La labor humanitaria no debe ser atendida solo por organizaciones comprometidas y con el deseo de paliar las deplorables condiciones que enfrenta el migrante, sino ser acciones acompañadas de programas públicos.

Los retos que tenemos como país en materia de migración son enormes. Empecemos por reconocer que el problema es nuestro y que somos parte de la solución, que necesitamos sentarnos como país para alcanzar acuerdos en materia política y económica y que además estos esfuerzos los debemos articular con los países vecinos. ¿Qué opina usted?

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