Arranca la fase de la campaña electoral. Tendremos tres meses para escuchar, evaluar y decidir por quiénes vamos a votar. Es muy importante informarse sobre los candidatos, las ideas de sus partidos y sus propuestas, especialmente las relacionadas con el desarrollo humano, la salud y la educación.
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Llevamos muchos años de estar lidiando con la desnutrición crónica; sin embargo, seguimos con alrededor de la mitad de los niños con problemas. Muchos de ellos luego se enfermarán, serán débiles y tendrán problemas de aprendizaje y desarrollo intelectual. Adicionalmente, el sistema de salud pública es totalmente disfuncional. La gestión de la cadena de abastecimiento de medicamentos y suministros ha sido ineficiente e ineficaz y no se cuenta con buenos sistemas de información.
En educación la situación es mala. En los niveles de preprimaria, básico y diversificado se ha incrementado la cobertura entre 4% y 6% en los últimos 10 años. Sin embargo, después de haber logrado casi la primaria completa en el año 2008, ahora la cobertura es del 78%. Se calcula que hay más de un millón de niños y jóvenes que no estudian ni trabajan.
La calidad de la educación es mediocre: Según la prueba PISA-D, solamente uno de cada 10 supera el conocimiento en matemática y tres de cada 10, lectura y ciencias. La prueba diagnóstica que se realiza a los maestros que aspiran a una plaza también señala deficiencias. Solo la mitad responde correctamente a lectura y estrategias de enseñanza, y apenas un tercio en matemática.
Lamentablemente, el conocimiento no es el criterio más importante para el reclutamiento de nuevos docentes. A pesar de que existen dos programas, uno de formación inicial (FID) y otro de formación en servicio (PADEP/D), y se han invertido aproximadamente Q800 millones, estos no están funcionando debido a que el aprendizaje de los alumnos no mejora.
Por muchos años se argumentaba que los problemas de educación y salud en Guatemala se daban por falta de recursos financieros; sin embargo, en la última década el presupuesto de Educación casi se triplicó. En el año 2008 se destinaron Q5,973 millones y para 2019 el presupuesto aprobado es de Q16,531 millones. Adicionalmente, antes el 67% se dedicaba a servicios personales y ahora es alrededor del 80%, lo que indica que deja poco espacio para la inversión y las mejoras en áreas como infraestructura, tecnología, capacitación y nuevos programas. En el caso de Salud se multiplicó el presupuesto de Q3,300 millones a Q7,850 millones y no logramos mejoras sustantivas.
En ambos ministerios hay necesidad de implementar una carrera para sus funcionarios, iniciando por reclutar a los mejores profesionales y lograr una constante formación y evaluación en el servicio. Es necesario un sistema basado en el mérito, con resultados, e innovador. No podemos seguir endeudándonos con los pactos colectivos que están condenando a los guatemaltecos a servicios públicos caros y de ínfima calidad.
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Es importante articular el sistema de salud que involucre al Ministerio de Salud, al IGSS y al sector privado, así como fortalecer y ampliar progresivamente la atención primaria en salud con un enfoque integral de ciclo de vida con mayor capacidad resolutiva, e introducir un sistema de rendición de cuentas del uso de los recursos públicos.
Además, tenemos que cambiar radicalmente el sistema educativo. Necesitamos contar con alumnos sanos, inteligentes, innovadores y creativos, que tengan criterio, carácter, educación cívica y además puedan usar las tecnologías de información y de comunicación.
La ruta para el desarrollo exige inversión eficiente en los ciudadanos, especialmente en los más necesitados. No podemos perder otra década. ¿Cómo superar la desnutrición crónica? ¿Qué cambios haría en Salud? ¿Está listo para escuchar las propuestas de sus candidatos?