Es una pena que el Tribunal Supremo Electoral se sabotee a sí mismo. Particularmente en medio de tanta tempestad. Son obvias las embestidas diarias que la entidad sufre desde sectores y voces que pretenden sembrar la desconfianza en las elecciones de este año. El texto del acuerdo que pretende controlar debates, entrevistas y foros es desafortunado, inviable y peligroso. Además, no aporta nada, sino todo lo contrario: Enturbia el ambiente sin necesidad y le complica la existencia a un TSE ya de por sí contra las cuerdas. El texto es autoritario en su intención de acotar con minuciosidades dictatoriales casi cada movimiento de la acción periodística de la temporada electoral. Solo le faltó apuntar que el moderador de los debates no debía llevar corbata, por si acaso esta fuera del color de alguna agrupación partidaria. Es prepotente esta línea del Artículo 99-2019: “La dinámica de los debates, foros, o entrevistas SERÁ la siguiente…” ¿Enviarán también los cuestionarios a cada reportero para que ninguno se salga del formato? ¿Será obligación preguntarle en el mismo tono al candidato “turista”, sin mayor pasado, que a aquel aspirante que, siendo “turista” igual, esté señalado de vínculos con el narcotráfico? Dudas ya había. Ahora se multiplicaron. Y eso no ayuda en nada al proceso.
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“El texto del acuerdo que pretende controlar debates, entrevistas y foros es desafortunado, inviable y peligroso. Además, no aporta nada, sino todo lo contrario: Enturbia el ambiente sin necesidad y le complica la existencia a un TSE ya de por sí contra las cuerdas”.
Entiendo que buena parte del espíritu que se plasma en el acuerdo es noble. Se busca la igualdad a la hora de que los candidatos se expresen. Y eso precisamente es lo que se rescata de las reformas a la Ley Electoral. O por lo menos, lo que se supone que se rescate. Se espera que parte de esa igualdad ya esté prevista en la propaganda que contratará en los medios el TSE. Pero tal cosa no puede imponérsele a una redacción editorial, aunque sea deseable que la mayor cantidad de participantes tenga acceso a las plataformas donde sus propuestas puedan ser analizadas por el gran público. El criterio de un editor no puede ser intervenido desde la autoridad electoral. Eso sería aberrante y de riesgos incalculables en países como el nuestro, tan propensos al retroceso.
Me imagino que otra de las presumibles buenas intenciones de este texto es desincentivar los “infomerciales”, los cuales querrán “jugarle la vuelta” a las unidades de control y favorecer a determinados partidos políticos. Estoy de acuerdo con que es harto difícil dar seguimiento a tales excesos. Sin embargo, pudieron haberlo planteado mejor. Es decir, sin incurrir en prepotencia ni en ilegalidades.
“Me parece inquietante que la titular de la Unidad de Medios del TSE, Rosa María Bolaños, no haya estado enterada del acuerdo. ¿Qué puede significar eso a lo interno del Tribunal?”
El TSE debe ser implacable con los aspirantes que violen la ley. Los abusos ya están ocurriendo. Estamos aún a la espera de sanciones por campaña anticipada. Y el precedente tendrá que ser ejemplar, si quiere lograrse algo.
Me parece inquietante que la titular de la Unidad de Medios del TSE, Rosa María Bolaños, no haya estado enterada del acuerdo. ¿Qué puede significar eso a lo interno del Tribunal? ¿Desconcierto y desorden? ¿Evidente falta de comunicación? ¿Feudos en disputa? ¿Agendas paralelas? Lo que haya sido, no sugiere nada bueno. E insisto: El TSE padece un acoso programado e intencional. Hay fuerzas oscuras que podrían estar preparando un ambiente para desacreditar las elecciones si sus candidatos no ganan para así proclamar un fraude, aunque las papeletas y las actas respalden el resultado. No es saludable para una sociedad polarizada estrellarse contra el debut de unas reformas a la Ley Electoral que entren a escena por la vía del despeñadero. El error de este reglamento es un clásico “autogol”. Y los autogoles suelen doler más que las anotaciones que provienen de los contrarios.
Es urgente que los magistrados se reúnan lo antes posible para clarificar esto. Postergarlo sería una gran irresponsabilidad. Confío en que no se tomarán esto a la ligera y que corregirán la plana a la brevedad. Es oportuno recordarlo: Hay fuerzas oscuras que podrían estar preparando un ambiente para desacreditar las elecciones si sus candidatos no ganan. Aquí se la están jugando al “todo o nada”. Hoy más que nunca. El peligro es latente e implacable. El TSE no puede caer en esa trampa.