Opinión

¿A quién le echamos la culpa?

En medio de la desinformación que prima en el ambiente electoral. muchos están tomando la salida fácil y están optando por echarle la culpa a las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP) de todos los males que estamos enfrentando.

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No hay argumentos, mucho menos análisis sobre qué es lo que está sucediendo y cuáles son las verdades causas.

Algunos de los “problemas” se están dando alrededor de la implementación del nuevo régimen de medios. Esta es una de las novedades institucionales de la elección.

La reforma electoral modifica la forma cómo los partidos se moverán en campaña.

El cambio se dio de un modelo en el que los partidos podían comprar cuanta pauta pudieran pagar a uno en el que los espacios en los medios el TSE los distribuirá igualitariamente entre los partidos que competirán.

Los resultados positivos de la reforma los estamos viendo en la calle. No tenemos la “saturación” de vallas y material de propaganda electoral que inundaba las carreteras, las diferentes calles y avenidas de todo el país.

¿Usted extraña las vallas? El problema no está en el número de vallas sino en que tienen los partidos para presentar a la sociedad.

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La trampa está en que los partidos estuvieron ausentes y sin presencia durante todo este tiempo y quieren mágicamente, en menos de cuatro meses, incluido los tres de campaña, darse a conocer en todo el país.

En lugar de estar reclamando que los partidos solo tendrán ocho vallas para usar durante la campaña electoral, debemos estar reclamando a los partidos que se han tomado la política a la ligera.

El problema no está en las nuevas reglas del juego sino en los partidos que estuvieron ausentes.

No cree que si los partidos hubieran establecido estrategias de posicionamiento y de trabajo en terreno durante los últimos tres años a estas alturas no necesitarían de las vallas para darse a conocer.

Por ello, más allá de exigir más vallas para los partidos, debemos exigir que los partidos se institucionalicen y desarrollen un trabajo permanente. Que dejen de ser los vehículos electorales que aparecen solo en la campaña electoral.

Nuestro sistema necesita de estructuras partidarias que estén permanentemente discutiendo los problemas nacionales y que elaboren propuestas para solucionarlos.

Por otro lado, desde la perspectiva del financiamiento, el nuevo régimen de medios busca que los partidos no caigan presos de las millonarias sumas de dinero que antes utilizaban para tapizar de vallas el país.

Ahí el problema no era el número de las vallas sino los compromisos que asumían los partidos con ese financiamiento, que se traduce en corrupción, tráfico de influencias y otros males que debilitan nuestras instituciones.

Recordemos que no hay almuerzo gratis y quien paga los mariachis escoge las canciones.

Es decir, la alta dependencia de los partidos al financiamiento privado consolidaba un sistema en donde los partidos defendían únicamente los intereses de sus financistas en detrimento de los intereses de país.

La ausencia de propuestas, que los candidatos o partidos no sean conocidos no es problema de las reformas a la LEPP ni mucho menos del nuevo régimen de medios de comunicación, sino de los partidos que se organizan y activan solo en el proceso electoral.

¿A quién le echamos la culpa? ¿A las reformas o a los políticos que se han tomado la política a la ligera? ¿Qué opina usted?

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