Cuando me preguntaban: “¿Haces ejercicio?”, lo primero que hacía era poner los ojos en blanco. Me cargaba esa pregunta. Quizás porque la respuesta era “no”. Y no es que no hiciera en absoluto, simplemente no tenía la dicha de tener un ejercicio que amara como tantos deportistas.
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Desde chica tuve problemas médicos que hicieron que me alejara de ese mundo y, lamentablemente, nunca llegué a llenar ese vacío.
“En lo personal me ha ayudado mucho con la ansiedad, el dolor físico, la flexibilidad, el control y la fortificación de mi cuerpo”.
Hasta que encontré el yoga. Quizás, justamente, porque no es solo un ejercicio, el yoga es una práctica que entrena tanto el cuerpo como la mente, logrando que uno se vuelva consciente de sus pensamientos, emociones y acciones de una manera más holística, es decir que trabaja en todos los planos.
Hay mucha ignorancia alrededor del yoga y por esa razón lo primero que quisiera aclarar es que no es una religión, ni pelea con ninguna.
Beneficios físicos:
Incrementa ostensiblemente la flexibilidad. En lo personal, uno de los motivadores más grandes es en cada clase llegar más abajo hasta tocar con la palma el suelo. Y lo mejor es que, ¡en cada clase te vuelves más flexible!
Tonifica el cuerpo. Si buscas tener cuerpo de fisicoculturista, el yoga no es para ti, pero si buscas trabajar tus músculos y moldear tu cuerpo, estás listo.
Ayuda a liberar toxinas, de hecho, hay posturas que trabajan específicamente la desintoxicación de algunos órganos.
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Mejora la postura. La práctica constante nos vuelve más fuertes y más conscientes de nuestro cuerpo y de nuestra postura. Lo cual, además, ayuda con los dolores de espalda, ya que mucho se debe a malas posturas.
Te inyecta energía y, a la vez, calma, ayudándote a discernir dónde invertir cada una de ellas a lo largo del día.
Beneficios mentales:
Libera el estrés mental. No hay nada más rico que dejar ese peso que solemos traer en la espalda en el colchón de yoga. Esos últimos minutos de relajación, completamente tumbados en el suelo es de las experiencias más ricas y relajantes que he vivido.
Calma la mente. Muchas de las posturas requieren concentración y un control que podría decir que pocas disciplinas logran desarrollar. Poco a poco logra que la mente se calme, aprendiendo a discernir entre los pensamientos destructivos y los constructivos, que son lo que debemos siempre elegir.
Mejora la relación con nuestro cuerpo. Básicamente nos enseña a conocernos, saber nuestras limitaciones y capacidades, a la vez que nos aceptamos tal cual somos y nos libera de querer ser alguien más.
Estos son algunos de los múltiples beneficios que el yoga brinda; sin embargo, es la práctica la que los hace florecer. Mientras más veces a la semana lo practiques, más podrás gozar de sus múltiples y maravillosos beneficios.
En lo personal me ha ayudado mucho con la ansiedad, el dolor físico, la flexibilidad, el control y la fortificación de mi cuerpo. Y lo más lindo de todo es que no necesitas pagar ni un quetzal para hacerlo. El internet está lleno de videos para principiantes y los puedes hacer en la comodidad de tu hogar.
Así que no hay excusas y descubre lo que esta práctica milenaria puede hacer por tu cuerpo, tu mente y tu vida.
¡Haz yoga!
En honor a Carlitos, gran maestro y gran persona.