Opinión

Soñar para accionar

“Normalmente lo primero que se nos viene a nuestra mente es lo más poderoso (ponle atención, quizás ya encontraste ese único propósito)”.

Un nuevo año comienza y con él nuevos anhelos, sueños y metas que nos impulsan a comenzar enfocados y motivados.

Mucho hemos hablado de la importancia de tener objetivos en la vida y es justamente en el inicio de año cuando estos propósitos se vuelven el elemento clave que nos ayudará con ese objetivo mayor que tanto soñamos. Sin embargo, ¿cómo voy a lograr el gran sueño de mi vida si no lo desgloso en pequeños objetivos diarios, mensuales o anuales?

Por ejemplo, el sueño de José es tener casa propia y todos los años lo pone en su lista de propósitos. Sin embargo, cuando le preguntan: ¿Qué estás haciendo hoy, José, que te ayude a lograr tu propósito mañana? ¿Llevas el control de tus gastos? ¿Estás ahorrando? “No”, responde José. “Todavía no estoy haciendo nada, solo es un sueño que deseo cumplir”.

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Lo típico. Comenzamos el año con el pie derecho y enfocados en nuestra meta, pero ya para febrero o marzo el panorama es distinto. Sin querer vamos cayendo en la rutina y no solo se nos olvidan nuestras metas, sino que olvidamos los propósitos que tanto deseábamos cumplir, para inevitablemente caer en la inercia del día a día y terminar otro “nuevo año” viviendo en el eterno piloto automático.

“Normalmente lo primero que se nos viene a nuestra mente es lo más poderoso (ponle atención, quizás ya encontraste ese único propósito)”.

¿Cómo no perder la motivación? ¿Cómo mantener el enfoque al paso de los meses y no llegar a fin de año con exactamente los mismos propósitos del año anterior?

¿Difícil, no? Porque en la teoría hay muchísimas técnicas, pero en la práctica pocas llegan a solucionar nuestra falta de enfoque y motivación.

En mi opinión solo logramos lo que deseamos con el alma y lo que no, se queda únicamente en deseo. Hago hincapié en “lo que deseamos con el alma”, es decir lo que yo quiero y no lo que otros quieren de mí. Las expectativas que otros tienen de nosotros no nacen del corazón y, por ende, nunca nos darán la motivación necesaria para accionar.

Por esa razón, la recomendación es definir qué es lo que realmente deseo lograr y que idealmente este objetivo tenga un impacto positivo en mi vida y me haga sentir orgullosa de quién soy. Este año no voy a hacer una lista de propósitos. Este año quiero solo un objetivo. Solo una meta que impacte positivamente en mi ser.

Hoy me pregunto: “¿Qué es esa única cosa que debo hacer para lograr un cambio radical en mi vida?” y “¿Cuál es esa única cosa que al trabajar en ella, impacte en todas las demás áreas?”

Normalmente lo primero que se nos viene a nuestra mente es lo más poderoso (ponle atención, quizás ya encontraste ese único propósito). Dicen que soñar no cuesta nada, pero, “pucha”, que es caro pasar toda la vida soñando sin hacer nada para lograrlo. 

Deja de soñar y comienza a accionar. El cambio comienza hoy.

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