Opinión

¿Gobierno de ONG y extranjeros?

“Los elementos que hacen la identidad nacional, las iglesias, la familia, la lengua y nuestras lenguas indígenas, nuestras tradiciones culturales y religiosas... Lo que nos hace sentirnos y ser de Guatemala”.

Una de las características fundamentales de la soberanía de un pueblo es la facultad del autogobierno.

Un pueblo soberano, libre e independiente es un conjunto de individuos con obligaciones y derechos, que son los ciudadanos que son los únicos llamados a operar e informar el discurso político y la dirección de la política y el gobierno del país.

Sin embargo, parece ser que ya por muchos años, en gran parte por la desidia y traición de gobiernos tras gobiernos, por el dinero sucio de la “cooperación internacional estatal” y la penetración abusiva, como una usurpación de los sagrados y exclusivos derechos de la ciudadanía a autogobernarse por sí misma y para sí misma.

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“Los elementos que hacen la identidad nacional, las iglesias, la familia, la lengua y nuestras lenguas indígenas, nuestras tradiciones culturales y religiosas… Lo que nos hace sentirnos y ser de Guatemala”.

Esta “oenegización”, esta usurpación ilegal e inconstitucional de las prerrogativas y derechos ciudadanos de los hombres y las mujeres que conformamos esta patria nuestra, es la característica más oprobiosa del desarrollo de la política guatemalteca luego del fracaso de la negociación de la “paz” con la guerrilla asesina y socialista del siglo XX en nuestra patria en la segunda mitad de la década de los noventa del siglo pasado.

La guerrilla y la extrema izquierda junto con ONG millonarias que degeneraron y corrompieron la bandera de los derechos humanos, los derechos de la mujer y los ciudadanos indígenas y la victimización constante de criminales y asesinos y lo que en EE. UU. se ha dado en llamar una “guerra contra la cultura” es por supuesto una guerra contra la cultura judeocristiana que nos impregna el cristianismo católico y evangélico de la inmensa mayoría de nosotros, los guatemaltecos.

Los elementos que hacen la identidad nacional, las iglesias, la familia, la lengua y nuestras lenguas indígenas, nuestras tradiciones culturales y religiosas, las procesiones, las tradiciones de Navidad, nuestra literatura, nuestras comidas y platos típicos regionales, nuestros textiles y trajes típicos regionales, nuestra herencia cultural… lo que nos hace sentirnos y ser de Guatemala, eso precisamente, junto con los valores tradicionales de la familia, la sexualidad y las relaciones sentimentales, físicas y afectivas entre un hombre y una mujer, el matrimonio como una institución entre un hombre y una mujer y la responsabilidad de procrear y criar a los hijos en estos valores, todos esos valores, que son los pilares mismos de la cultura y la sociedad, eso es lo que atacan permanentemente las ONG con dinero de extranjeros y otras ONG y fundaciones extranjeras y gobiernos hostiles o llamados “amigos” que en realidad no respetan nuestros asuntos internos ni nuestra identidad ni forma de ser.

“Un pueblo soberano, libre e independiente es un conjunto de individuos con obligaciones y derechos, que son los ciudadanos que son los únicos llamados a operar e informar el discurso político…”.

Por ello es necesario que se levante entre nosotros una política liberal de derecha conservadora de esos valores universales al occidente y a la civilización judeocristiana que nos conforma.

Nuestra libertad individual, nuestra identidad como nación, nuestra patria, cultura y tradiciones no se defenderán solas ni a sí mismas, guatemaltecos, nuestra patria y nuestra libertad es necesario defenderlas con nuestra propia vida si es necesario, de lo contrario descenderemos a la oscura noche de las dictaduras comunistas y socialistas de corrupción y podredumbre políticas como en Nicaragua, Venezuela, Cuba y ojalá no, posiblemente ahora México.

El reto y el riesgo de la destrucción de nuestra civilización guatemalteca tradicional y judeocristiana, nuestra misma naturaleza como pueblo, nuestra libertad individual, nuestra república, nuestra patria y nuestra soberanía constitucional, ¡nuestra esencia misma es lo que nos jugamos, guatemaltecos! ¡Vamos a la batalla!

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