Esta semana se desarrolló el segundo festival de Gobierno Abierto: “Una Guatemala con ideas innovadoras”, impulsado por Guatecambia, la Universidad Rafael Landívar y el apoyo de la cooperación alemana. El festival estuvo lleno de talleres, conferencias, charlas relámpago, foros y actividades interactivas en los que se habló de tecnología, empoderamiento a través de la información, noticias falsas, transparencia, participación política, partidos políticos y muchas otras cosas más.
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Yo participé en un taller que buscaba definir criterios para elaborar un “ranking” de partidos políticos. La idea era identificar elementos para evaluar el desempeño de las organizaciones políticas, de cara a las elecciones del próximo año. Una suerte de “test” que sirva para orientar las decisiones de la ciudadanía en el proceso electoral.
Hoy quiero compartir la experiencia porque me llenó de mucha energía. No quiero parecer iluso o un “romántico” empedernido que perdió el sentido y la razón. Es muy difícil describir el conjunto de emociones y sentimientos, pero compartir con un grupo de jóvenes, entusiastas e inquietos, ayuda a recordar que la esperanza y el deseo son dos motores que pueden impulsar el cambio en el país.
En ese contexto, y con la intención de provocar y motivar la participación de los jóvenes en el taller, les pregunté sobre las cosas que desde la perspectiva de ellos debemos considerar para evaluar a los candidatos y a los partidos. Los aspectos que no pueden faltar en el análisis para decidir a quién le daremos nuestro voto.
“Los jóvenes exigirán a los partidos programas y planes de trabajo concretos y viables. No están esperando las promesas y ofrecimientos que terminan siendo mentiras electorales”.
La participación fue muy dinámica e intensa. Lancé unas cuantas preguntas y en menos de 10 segundos tenía varias manos levantadas pidiendo la palabra para intervenir. Las respuestas me sorprendieron con ideas y propuestas bastante ingeniosas, que constata que cada vez más los jóvenes, además de estar informados e interesados en política, son un grupo exigente que demandará a los partidos candidatos preparados, con una hoja de vida en la que se identifique trabajo por la comunidad, compromiso y responsabilidad, entre otros aspectos que mencionaron.
Los jóvenes exigirán a los partidos programas y planes de trabajo concretos y viables. No están esperando las promesas y ofrecimientos que terminan siendo mentiras electorales. Que los partidos presenten sus posturas políticas e ideológicas. Que las candidaturas no se conviertan en una suerte de “mercado de casillas” en donde el mejor postor y el cheque más pesado están por encima de otros importantes factores, como la capacidad e integridad.
Anima saber que la juventud está siendo muy crítica con las prácticas y formas tradicionales de hacer política. Fueron severos con los mítines, el clientelismo, las campañas publicitarias sin sentido ni fundamento. Lamentablemente, las dinámicas políticas partidarias no están necesariamente alineadas a las expectativas que expresaron los jóvenes.
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Los partidos están un poco de espaldas a la ciudadanía replicando las mismas prácticas de siempre. Hasta el momento, con pocas excepciones, la gran mayoría está de perfil bajo preparándose para la elección. En algunos casos, es más de lo mismo, con colores y logos diferentes, pero en esencia, no hay cambio.
Ojalá los partidos reparen y tomen en consideración que hay una masa crítica que cada día está creciendo y tomando influencia en el país. Una juventud inquieta, insatisfecha con el sistema y con deseos de participar e involucrarse en política. Aquellos partidos que no tomen en cuenta estos aspectos corren el riesgo de sufrir un duro revés en las urnas electorales. Espero de corazón que la ciudadanía joven haga valer el peso y la importancia que tiene en el padrón electoral. No nos menosprecien.