Los procesos de cancelación de partidos le imprimen cierta dosis de incertidumbre a la próxima elección. Las dudas y los temores se esparcen en los pasillos de los partidos políticos, generando zozobra en los dirigentes, candidatos, financistas y en los ciudadanos. ¿Cancelarán a los partidos? ¿Quiénes lograrán participar?
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Las posibilidades para que estos procesos avancen son muy remotas. No se cancelarán partidos antes de que se convoque a elecciones. Los tiempos “internos” en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) le dan suficiente oxígeno a los partidos para que lleguen vivitos y coleando a la elección. No habrá el “terremoto” que muchos pronostican. Simplemente no dará tiempo para que el TSE cancele partidos.
En la historia de nuestro sistema de partidos políticos, a excepción de lo sucedido con Líder, el PP y CNN, casi todos los partidos han sido cancelados por no alcanzar el mínimo de votos en las elecciones o al menos un diputado al Congreso de la República. Fuera de estos casos, los partidos no eran sancionados, multados ni cancelados por otra razón, a pesar de que la constante siempre ha sido que los partidos incumplen la normativa electoral y el TSE no actuaba.
“Los procesos de cancelación de partidos le imprimen cierta dosis de incertidumbre a la próxima elección”.
Así encontrábamos partidos que pasaban más de 10 años sin realizar sus asambleas partidarias, o aquellos que abiertamente incumplían con las normas de control y fiscalización de financiamiento partidario, o si ustedes recuerdan las organizaciones partidarias que nos inundaban con campaña electoral anticipada. Las historias y ejemplos de partidos que incumplían la normativa electoral era lo “normal”.
Esto está cambiando y genera sorpresas en los actores políticos. Más allá de la evolución de los procesos de cancelación y si estos se agotarán antes de convocar a las elecciones, el mensaje que está mandando el TSE es que ahora tiene más capacidad para controlar el actuar de los partidos. Esto en gran parte derivado de la reforma electoral aprobada en 2016 y de los procesos internos de fortalecimiento institucional. Hay una transición de un TSE permisivo a uno que controlará con más atención el incumplimiento de la normativa electoral.
“Un sistema de financiamiento partidario fiscalizable y transparente es lo más sano para nuestra democracia”.
Las sorpresas se hacen más evidentes en el régimen de financiamiento partidario. Los partidos acostumbrados a moverse en un sistema muy permisivo y flexible en donde tanto la buena como mala fe era premiada con la falta de controles y la ausencia de sanciones, multas o cancelaciones. Los partidos gestionaban el financiamiento sin mayores cuidados. Por ello, en estos momentos están sorprendidos.
Estos elementos ponen aspectos muy interesantes para el próximo proceso electoral. Ya que el TSE está anunciando que será más riguroso con las organizaciones que no cumplan con las normas. Por otro lado, las nuevas condiciones exigirán a los partidos y financistas ser más cuidadosos en el manejo de los recursos y el cumplimiento de la normativa.
Un sistema de financiamiento partidario fiscalizable y transparente es lo más sano para nuestra democracia. No hay que satanizar el financiamiento partidario. Hay que fortalecer un sistema en donde los aportes sean claros y transparentes. El TSE está haciendo lo suyo. Ahora les tocará a los partidos, los financistas y los ciudadanos contribuir desde sus espacios de acción. ¡Trabajemos por campañas transparentes! ¿Qué opina usted? ¿Se apunta?