Opinión

Una propuesta para combatir la corrupción

“Luego del destape de los casos emblemáticos de la corrupción y la persecución penal de varios personajes, acompañado de un nuevo gobierno, pensamos que se produciría un cambio; sin embargo, poco hemos avanzado al respecto”.

Estamos hartos de la corrupción. El mayor desafío es que no existe una estrategia integral para atacarla. Luego del destape de los casos emblemáticos de la corrupción y la persecución penal de varios personajes, acompañado de un nuevo gobierno, pensamos que se produciría un cambio; sin embargo, poco hemos avanzado al respecto. En la coyuntura resulta que su combate se resume en defender al presidente de la República o apoyar al comisionado de la CICIG.

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Debido a esta tensión que se ha dado entre el presidente y el comisionado, luego de declararlo “non grato”, se ha desencadenado en una serie de resultados sumamente negativos para el país. La mayoría de las instituciones y organismos del Estado se ha concentrado en este tema y el país a la deriva, sin realizar las modificaciones necesarias para salir adelante.

Ponerse de acuerdo los tres organismos del Estado pareciera que es un punto de partida, pero no para defenderse de los ataques y demandas personales de algunos de sus miembros, sino para realmente hacer una transformación del sistema, en el que se minimicen los incentivos para ser corrupto, se fortalezca el Estado de derecho y se busque el bien común.

El Instituto del Banco Mundial, en su documento “Controlando la corrupción: Hacia una estrategia integrada”, presenta un conjunto de reformas necesarias para mejorar la gobernabilidad y luchar contra la corrupción. Resalta que es importante reconocer que los incentivos, la prevención y las renovaciones sistemáticas dentro de las instituciones juegan un papel tan importante como las iniciativas tradicionales de represión y castigo caso por caso.

Los elementos claves para una estrategia son: información rigorosa y conocimiento, liderazgo político y acción colectiva. También se señala que las reformas anticorrupción pueden variar dependiendo del país, ya que cada uno tiene sus retos y momentos, por lo que los planes de acción pueden establecer distintas prioridades, secuencias y oportunidades; sin embargo, parten del mismo fondo común: 1) Reformas económicas que disminuyen la corrupción, 2) Cambios institucionales que promueven la rendición de cuentas y la transparencia, y 3) Reformas administrativas que mejoran los incentivos para los funcionarios públicos.

“Luego del destape de los casos emblemáticos de la corrupción y la persecución penal de varios personajes, acompañado de un nuevo gobierno, pensamos que se produciría un cambio; sin embargo, poco hemos avanzado al respecto”.

Entre las reformas económicas se numeran la desregulación, establecer controles gubernamentales y eliminar tarifas, cuotas y requisitos para dar permisos y quitarle el poder discrecional al funcionario público. Es importante contar con políticas de competencia que logren desregular y privatizar servicios con control de calidad. Esto puede evitar la evasión de impuestos, adquisición corrupta de licencias y permisos, como compras de votos y leyes que restringen la competencia. La reforma aduanal es indispensable: simplificar tarifas, profesionalizar las operaciones centrándose en una orientación por resultados e integridad y disminuir el poder discrecional en el procedimiento de la carga.

Respecto a las renovaciones institucionales se encuentran reformas que permitan una vigilancia de la sociedad civil, como el acceso público a la información, realizar audiencias públicas y referendos de anteproyectos de decretos, regulaciones y leyes. También es indispensable la libertad de prensa. Será necesario la rendición de cuentas del liderazgo político, como su votación en el Congreso, financiamiento de los partidos políticos, evitar conflictos de intereses de los funcionarios y proteger al que denuncia casos de corrupción.

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En relación con las reformas administrativas, es necesario la contratación de funcionarios públicos por mérito, crear un sistema integral de gerencia interna que vincule la remuneración y la promoción por rendimiento. Debe mejorarse la administración financiera, buscando un presupuesto integral, transparencia en el gasto público con información inmediata en internet, un sistema de adquisiciones competitivo que tenga mecanismos transparentes de licitación y monitoreo externo y una auditoría externa independiente, publicada y presentada a la legislatura.

En conclusión, para realmente avanzar en el combate a la corrupción debe diseñarse y ejecutarse una propuesta integral que reforme el Estado. ¿Qué ve prioritario para lograr cambios institucionales? ¿Cómo lograr que un equipo de personas profesionales trabaje una estrategia para combatir la corrupción? ¿Cambiar al comisionado o de presidente lograría algo?

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