Si no fuera tan peligroso, sería de risa. Pero lamentablemente es peligroso. En la democracia, a veces se gana y a veces se pierde. Es lo normal. En la democracia, digo. No en las dictaduras. Lo terrible es cuando lo que está en juego, es decir lo que puede perderse, es la democracia misma. Eso vivimos hoy en Guatemala. Todo este sainete de librarse a como dé lugar de la CICIG, y muy concretamente de Iván Velásquez, es una cruzada que ha reunido a lo peor del país; a lo más bajo. Hablando del drama que vive hoy Nicaragua, el gran escritor Sergio Ramírez dijo hace dos meses en una entrevista, que allá en su tierra “pareciera que la historia es cíclica y repetitiva”. Se refería a cómo los Ortega resultaron incluso peores que los Somoza. Algo así se percibe aquí ahora, donde se justifica lo injustificable y se defiende lo indefendible. Y todo se retuerce con un cinismo que espanta. Molesta la estridencia de los voceros del terror. Pero molesta más el silencio de quienes alguna vez se proclamaron justos. Pero qué más da; así es el mundo. Había una oportunidad en la resolución de la Corte de Constitucionalidad. Su texto sugería una rendija para tantear la luz. No ocurrió. Y lo que se lee ahora por parte de varios abogados es que la Corte se decantó por una decisión “gallo-gallina”. De ahí, posiblemente, la unanimidad. Pero el Ejecutivo no solicita una ampliación para que se aclaren las dudas, tal vez porque no quiere exponerse a una votación 3-2 en contra. Mientras tanto, varios síntomas van desde lo terrible hasta lo indignante.
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Primero, las declaraciones del diputado Estuardo Galdámez, quien dijo a los periodistas que “desnaturalizar” al Ejército “es incluso sedición”. Segundo, los operativos de “registro” para controlar el ingreso a la Plaza durante las “fiestas” patrias, para evitar pancartas contra el presidente. Ello, en una clara violación a la libre expresión del pensamiento. Tercero, el mensaje de voz difundido por WhatsApp cuando se conoció lo decidido por la CC la noche del domingo, en el que el activista Giovanni Fratti le sugiere a Jimmy Morales declarar estado de Sitio y disolver la CC, con el fin de no acatar su orden, la cual él considera “ilegal” y emanada de un “prevaricato flagrante”. Minutos después, vale decirlo, Fratti matizó su arenga y se sumó al argumento del embajador Acisclo Valladares, en cuanto a que el comisionado podrá entrar a Guatemala solo después de que se salde la controversia entre el Gobierno y la ONU. A eso se añade la presencia de una infiltrada fotografiando periodistas durante la conferencia de prensa en la CC, que al verse descubierta, salió huyendo y dejó tirado su celular, el cual ya se encuentra en el MP para su análisis. Todos esos hechos sugieren autoritarismo. Y el autoritarismo sugiere graves retrocesos. Un autoritarismo que marca el estilo de este gobierno. Un gobierno que, si logra ganar este pulso, conseguirá -para deleite de algunos- que los años 80 regresen en su versión más infame, y hará que episodios como el de los 100 millones de quetzales “guardados” en apartamentos de Alejandro Sinibaldi, así como otros innumerables casos de saqueo al erario público sigan siendo “normales”. Por cierto, Richard Aitkenhead dice que, incluso habiendo sido ministro de Finanzas, no se imagina tanto dinero junto en efectivo.
“En la democracia, a veces se gana y a veces se pierde. Es lo normal. En la democracia, digo. No en las dictaduras”.
Por ello, someto al lector la sucesión de las noticias que ayer, hasta las 18:00 horas, habían marcado la jornada. Le recomiendo leer esos titulares como una historia. Voy: Ministro de Gobernación, Enrique Degenhart, dice textualmente que “el ciudadano colombiano Iván Velásquez no ingresará al territorio nacional”. Agrega que solo se permitirá la entrada al país del comisionado o la comisionada que se elija por medio de un proceso de armonía entre Guatemala y la ONU. Fiscal general, Consuelo Porras, dice que la Corte de Constitucionalidad debe hacer el requerimiento respectivo, si considera que se ha incumplido con lo ordenado; de ser así, asegura que el MP actuará de inmediato para iniciar la investigación. Porras afirma que si la CC así lo determina, la actuación de los funcionarios implicaría haber actuado en flagrancia. Al ser preguntada al respecto, la titular del MP admite que Iván Velásquez continúa siendo el jefe de la CICIG.
Magistrada presidenta de la Corte de Constitucionalidad, Dina Ochoa, entrevistada en Emisoras Unidas, indica que debe permitirse el ingreso del comisionado o comisionada de CICIG, lo cual deberá hacerse, según dijo, en armonía con lo que establece el acuerdo entre la ONU y el gobierno de Guatemala. Magistrada de la CC Gloria Porras asegura horas después que el comisionado de CICIG puede entrar al país e, incluso, que no necesita visa para hacerlo. Canciller, Sandra Jovel, indica que el Gobierno fijó plazo de 48 horas a Naciones Unidas para que envíe una propuesta de candidatos para sustituir a Velásquez. Según el procurador general de la Nación, Jorge Luis Donado, en la resolución de la CC no se menciona el nombre del comisionado Iván Velásquez. Al ser preguntada sobre ese tema, magistrada Gloria Porras sostiene que no se mencionan los nombres ni del mandatario ni del comisionado porque el convenio entre el Estado y la ONU “supera a las personas y, por ello, se despersonalizó”.
El relato se cuenta solo. Pero destaco esto: La magistrada Ochoa hace ver que “debe permitirse el ingreso del comisionado o comisionada de CICIG, en armonía con lo que establece el acuerdo entre la ONU y el gobierno de Guatemala”, y la magistrada Porras sostiene que “el comisionado de CICIG puede entrar al país e incluso, no necesita visa”. En tanto, la titular del Ministerio Público admite frente a la pregunta de la colega Sonia Pérez de la agencia AP, que “Iván Velásquez continúa siendo el jefe de la CICIG”. ¿Está claro? La crisis política vuelve a quedar en la cancha de la CC. Y ello posiblemente implique romper con el 5-0 unánime. La pregunta es si el 3-2 será a favor del gobierno o del comisionado. O si se mantendrá el 5-0. O si será 4-1. Insisto: Si no fuera tan peligroso, sería de risa. Pero lamentablemente es peligroso. Muy peligroso.