Opinión

¡No caigamos en la trampa!

El XII Censo Nacional de Población y del VII Censo Nacional de Vivienda se está desarrollando en el país. Al fin, luego de muchos años de espera, las autoridades le dan prioridad a recopilar información valiosa que será útil tanto para el sector público, en el ciclo de políticas públicas, como en el sector privado, para obtener información y tomar decisiones. Aquí sí ganamos todos. Es un esfuerzo valioso que no podemos desaprovechar.

El último censo de población y vivienda se publicó en 2002. Hace 16 años. Inconcebible. Lo más preocupante es que con esa información, que a estas alturas ya no es tan fiable como lo era en los años cercanos al censo, se han diseñado políticas públicas. Es decir, se han utilizado recursos públicos con información imprecisa. Es triste, pero en esas circunstancias le hemos apostado al “ay, María, dame puntería” para diseñar, implementar y evaluar políticas públicas.

En la mayoría de los países del mundo este tipo de ejercicios se realiza cada 10 años. Hacerlo de esa manera permite tener información actualizada y, sobre todo, desde el ámbito en el que se encuentre, público o privado, tomar mejores decisiones.

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El censo es un proceso por medio del cual se realiza el conteo y diagnóstico de todas las personas y viviendas de un país, en un período determinado, con el fin de generar la información estadística necesaria para el diseño e implementación de políticas públicas y proyectos de desarrollo a nivel nacional.

Más de 14 mil personas, desde los censistas, coordinadores regionales, departamentales, municipales, sus auxiliares, y personal administrativo está involucrado en este titánico esfuerzo de levantar toda la información a nivel nacional.

Los datos que brindará el censo permitirán elaborar estimaciones y proyecciones de población, mapas de pobreza, sistema de información georreferenciado, mapas cartográficos actualizados y digitalizados, un sistema de indicadores para la toma de decisiones, entre otros productos muy valiosos para el análisis, la investigación y el ciclo de las políticas públicas.

Esto ayudaría a que los recursos públicos se utilicen de manera más eficiente y eficaz, claro, si hay un interés de parte de la autoridades de considerar en sus decisiones datos fiables y certeros enmarcados en objetivos, metas y resultados, y no en reproducir las dañinas prácticas de compadrazgo, clientelismo y derroche de los recursos públicos. El desafío no es solo tener la información, sino la manera en que se utiliza.

La responsabilidad para que tengamos información fiable en el censo recae en las instituciones responsables de realizar este ejercicio, en todo el equipo de campo que estará levantando la información y en la ciudadanía que brinda los datos a los censistas que visitarán todas las casas en el país.

No caigamos en la trampa de la mal intencionada y destructiva campaña que está infundiendo miedo, desinformando y provocando desconfianza en el Censo. No se compre esos baratos, falsos y tontos argumentos. El censo es un proceso importantísimo para el país. No perdamos la oportunidad. Por ello, lo invito a que cuando toquen a su puerta, reciba al encuestador y brinde la información que le solicita. El país se lo agradecerá.

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