Con un profundo dolor y pesar por todas las víctimas de la erupción del volcán de Fuego escribo esta columna. Estos días la muerte y desolación han generado un pesar colectivo en el país. Sorprende que en medio de la crisis y el desastre los chapines nos volcamos, sin condicionamientos ni esperando algo a cambio, a ayudar a nuestros hermanos guatemaltecos. A los más vulnerables y frágiles frente a este tipo de desastres, que regularmente terminan siendo los más pobres y excluidos.
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“Esa fuerza mágica y auténtica que se expresa en amor y solidaridad con el prójimo es uno de los grandes motores que mueve al país en estas crisis. Bello y hermoso. Igualmente las muestras de apoyo y solidaridad que nos brindaron personas de países hermanos y las acciones de gobiernos que no dudaron en tender una mano para atender la crisis”.
No puedo dejar de pensar en todos esos sueños que quedaron sepultados. En el dolor de las personas que perdieron a sus familiares. También en los honrosos funcionarios públicos y voluntarios que con entrega sacaron fuerzas desde lo más profundo de su corazón y en jornadas interminables ayudaron en las tareas de búsqueda y rescate, en los centros de acopio para los damnificados, brindando apoyo en los albergues, donando víveres y todas las acciones para atender la crisis. Sin duda los guatemaltecos somos excepcionales para enfrentar este tipo de desastres.
Esa fuerza mágica y auténtica que se expresa en amor y solidaridad con el prójimo es uno de los grandes motores que mueve al país en estas crisis. Bello y hermoso. Igualmente las muestras de apoyo y solidaridad que nos brindaron personas de países hermanos y las acciones de gobiernos que no dudaron en tender una mano para atender la crisis. Es una muestra de que a pesar de las diferencias y los problemas que enfrentamos hay esperanza en la humanidad.
"A los más vulnerables y frágiles frente a este tipo de desastres, que regularmente terminan siendo los más pobres y excluidos".
En la memoria colectiva quedan grabadas todas esas historias de los héroes y heroínas que sin poderes especiales dan todo de sí. Las imágenes de dolor, muerte, cansancio y también las de ánimo, apoyo y esperanza han inundado las redes sociales y los medios de comunicación, mostrando una vez más que el pueblo de Guatemala está hecho de amor, compasión y solidaridad.
La fuerza del corazón de Guatemala es más fuerte que cualquier erupción volcánica, que cualquier huracán, terremoto o inundación. Es una muestra de nuestra esencia y de lo que están hechos nuestros corazones. Hoy quiero resaltar estos aspectos positivos de nuestra sociedad porque regularmente solo vemos las cosas negativas que desvanecen la esperanza de cambio y un nuevo horizonte.
Por eso soy de los soñadores que cree fervientemente que es posible construir un Guatemala distinta, en donde los problemas socioeconómicos sean superados y dejados en el olvido. Un país en donde la pobreza y la desigualdad sean materia de los libros de historia y un país en donde podamos vivir con dignidad humana.
No perdamos la esperanza. Yo sueño con un proyecto político que busque construir país y no negocios y beneficios en el Estado. Ya basta. Esta fuerza de solidaridad debe canalizarse a la arena política. Construir partidos y promover candidatos que respondan y se muevan con los latidos del corazón de una Guatemala que necesita esperanza, transformación y acción. Todos nosotros somos los damnificados de un sistema de partidos políticos cooptado por políticos corruptos y mafiosos. ¿Se apunta? ¿Colecta de donaciones para formar partidos y apoyar a candidatos? ¿Qué opina usted?