Nicaragua fue el primer país de Centroamérica donde triunfó “la Revolución” en 1979. El general Anastasio Somoza Debayle fue derrocado por los guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Los conflictos armados en la región iban avanzando desde los sesenta; sin embargo, en Nicaragua existía la excusa perfecta: Un régimen que respondía a una familia compuesta de políticos, militares y empresarios mercantilistas que eran “dueños” del país.
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La dinastía de los Somoza inició cuando Anastasio Somoza García fue presidente de 1937 a 1947, con el Partido Liberal Nacionalista (PLN). Después de un golpe de Estado y dos presidentes gobernó su tío por unos años (1947 a 1950). Somoza García retomó el poder a raíz de la muerte de Benjamín Lacayo, hasta 1956, cuando sufrió un atentado en la ciudad de León y murió. Su hijo Luis lo substituyó y gobernó hasta 1963. Luego, su otro hijo, Anastasio Somoza Debayle, presidió en los períodos 1967-1972 y 1974-1979.
¿Tiene contados sus días el gobierno de Ortega? ¿Cómo crear instituciones democráticas, libres de corrupción e intervención extranjera? ¿Quién gobernará Nicaragua a futuro?"
Conocí Nicaragua a principios de 1989 en un viaje en carro rumbo a Costa Rica. Nos recibieron en la frontera varios militares que luego de ser cuestionados y revisados por más de tres horas nos soltaron. De regreso, en julio, participamos en el evento de celebración de la primera década de la Revolución, cuyo slogan era “Jamás hubo tanta patria en un corazón”. Era un país en crisis. No había qué comer. Los almacenes estaban sin productos. Recuerdo que en los supermercados solo se encontraba pollo con mal olor y algunos granos. No había gasolina y se racionaba la energía eléctrica. Almorzábamos mangos y cenábamos langosta, que era lo que la naturaleza daba. A pesar de las dificultades, la gente era amable y alegre. “Los comandantes mandan, Daniel Ortega es peor que Somoza”, decían algunos, luego de tomar ron puro, ya que no había ni hielo ni gaseosas. Mucha influencia cubana y rusa, pocas libertades y el panorama desalentador.
Luego vino una época de apertura para Nicaragua, a raíz del derrumbe del muro de Berlín. En 1990 Violeta de Chamorro gobernó hasta 1996, seguida por Arnoldo Alemán Lacayo, de 1990 a 1996, y Enrique Bolaños Geyer, de 2002 a 2007. Poco duró la democracia en este país. La corrupción invadió los distintos poderes del Estado y a los partidos políticos. Tomado y asesorado por la corriente del socialismo del siglo XXI, Ortega se sometió a las elecciones presidenciales en 2006 y ganó. Fue reelecto en 2011. Reformó la Constitución en 2014 para ser presidente indefinidamente y aumentar su poder. Una vez más fue reelecto en 2016 junto con su esposa, Rosario Murillo Zambrana, como vicepresidenta; mujer muy cuestionada por su forma de actuar.
Estuve en Managua, Nicaragua, el año pasado. Me impactaron las más de 130 arboletas “o árboles de la vida” iluminadas con miles de focos que invadían el centro de la ciudad y convergían a la Plaza Hugo Chávez, decorado con árboles de Navidad. Aún se escuchaba música de la Revolución, haciendo alusión a los comandantes, como Carlos Fonseca. Algunos jóvenes me contaron que ahora ya no eran los Somoza, ni los comandantes, sino los familiares de Daniel Ortega quienes gobernaban. Pude percibir mucha frustración, falta de trabajo, poca apertura y casi nada de libertad de expresión. “Se dice que estamos bien afuera, pero no es verdad”, comentó uno de ellos. “Ortega ha encontrado un modelo económico que lo hace millonario a él y a su familia. Da certeza jurídica y condiciones de estabilidad a inversionistas extranjeros de la región, por eso vienen acá. Tiene claras relaciones y convivencia con Cuba, Venezuela y Bolivia”, afirmó una exfuncionaria de un organismo internacional.
Los comandantes mandan, Daniel Ortega es peor que Somoza", decían algunos, luego de tomar ron puro, ya que no había ni hielo ni gaseosas. Mucha influencia cubana y rusa, pocas libertades y el panorama desalentador".
El país está convulsionado a raíz de una reforma que Ortega trató de realizar hace un mes en el sistema de pensiones, el parteaguas para un levantamiento de la población. Los jóvenes, especialmente los universitarios, están en la calle proclamando un cambio. Han muerto decenas de personas y hay varios heridos. La mesa de diálogo instalada la semana pasada, mediada por la Iglesia católica, está en una encrucijada debido a que el mismo gobierno ha violado la tregua de cese al fuego y la represión continuó el fin de semana. Los nicaragüenses han perdido el miedo, pero la situación está muy complicada. Estaremos atentos a los acontecimientos y esperamos se retome la mesa para encontrar una salida pacífica ante la situación política y social y lograr una Nicaragua libre.
¿Tiene contados sus días el gobierno de Ortega? ¿Cómo crear instituciones democráticas, libres de corrupción e intervención extranjera? ¿Quién gobernará Nicaragua a futuro?