La desnutrición crónica en Guatemala afecta a casi la mitad (46%) de los niños y las niñas menores de cinco años del país, principalmente la población indígena en el área rural.
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Es una de las más elevadas a nivel mundial y la más alta de Latinoamérica. Realidad que duele en lo más profundo del corazón, pero que hay esperanza para superar.
La semana participé en un conversatorio organizado por el Banco Mundial respecto a la desnutrición crónica y experiencias exitosas para mejorarla en países similares, como el Perú. Expertos señalan que la desnutrición desencadena el mayor número de enfermedades en el mundo.
Según estudios, los más pobres son los más afectados, especialmente la población infantil que se deteriora física y funcionalmente, siendo el cerebro uno de los órganos más afectados en las etapas tardías del embarazo y en los primeros años después del nacimiento.
A pesar que Guatemala no está entre los países más pobres el mundo, no se logra mejorar este reto. Por ello la importancia de prevenir, invirtiendo y tratando a la madre en su embarazo y acompañar al niño en los primeros años de vida, como el programa de la Ventana de los Mil Días (http://goo.gl/uoXd1B).
El éxito del Perú fue que logró en menos de una década reducir su tasa de desnutrición crónica entre los niños menores de 5 años del 28% al 13%.
Los componentes fundamentales fueron: a) lograr el compromiso político, cooperación y coordinación; b) contar con políticas más acertadas centradas en la evidencia, los incentivos y los resultados –como mejoras de servicios, agua potable, higiene y enfoque alimentario en los hogares de mayor riesgo; c) educar y empoderar a los padres y madres de familia que permitieron un cambio de conducta; d) involucrar a la sociedad civil en coordinación con las comunidades y los organismos internacionales; e) establecer metas de reducción y tener un buen sistema de monitoreo; y f) contar con crecimiento económico y prosperidad en el país.
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Fue interesante escuchar durante el conversatorio al Ministro de Salud Pública, al presidente de la Comisión de Finanzas y a expertos dispuestos a apoyar un préstamo de US$100 millones en cinco años denominado Crecer Sano, que ofrece el Banco Mundial, para abordar el reto integralmente. Posiblemente la propuesta debe revisarse en cuestión de su gestión y gobernanza, pero es la oportunidad para que se inicie un cambio en la desnutrición crónica de los niños y niñas del país.
A veces la coyuntura puede acabar con una nación. Ni bien salimos de un tema, pasamos a otro. Y, cuando hay calma, buscamos engancharnos con otro tópico mediático, así logramos cumplir con nuestra dosis de adrenalina diaria.
En el país no hay prioridades de mediano ni largo plazo y la coyuntura distrae, no permitiendo enfocarnos en los temas de fondo. Estamos a ocho meses de la convocatoria de elecciones y pocos hablan de cómo superar la pobreza, combatir la desnutrición crónica, mejorar la calidad y cobertura educativa, generar empleo, contar con seguridad jurídica y ciudadana, modernizar la infraestructura y lograr un país desarrollado y en paz.
¡El momento de actuar es ahora!
Tenemos que lograr ser un país de oportunidades, invertir en la gente y superar la crisis de futuro que hoy domina nuestro imaginario.
Urge lograr que distintos grupos de la sociedad se unan para definir una visión común, profundizar en los nuevos principios de la sociedad para pasar de la vieja política a la buena política, definir los puntos de no retorno, concretar una agenda y empezar a trabajar.
Definitivamente la corrupción ha impedido que más recursos públicos lleguen a los ciudadanos, pero requerimos rediseñar normativa, programas y sistemas que permitan mejorar la gestión pública para cumplir en especial con los guatemaltecos más vulnerables.
¿Qué opina que la mitad de los niños sean desnutridos? ¿Cómo organizarnos para que la coyuntura no consuma todo nuestro tiempo y energías? ¿Cuáles cree usted que son los principios de una buena política?