Opinión

Efraín

"Un general valiente y estratégico que vio la guerra en su conjunto y derrotó al enemigo usando sus propias armas, ese fue el general del Ejército Efraín Ríos Montt".

Un soldado superior se caracteriza por su habilidad y determinación para cumplir la misión, ¡cueste lo que cueste!

No hay honor más grande para un soldado que defender y salvar a la patria, especialmente si el enemigo es sanguinario, asesino y secuestrador, y ha demostrado destruir otras naciones al derrotar a otros ejércitos de otros países vecinos o aledaños.

En ese sentido, el escenario geoestratégico de Guatemala y el Triángulo Norte de C. A. y Nicaragua en la década de 1970 a 1980 era de un resurgimiento de las guerrillas marxistas terroristas en todo el istmo, especialmente en Guatemala: en Quiché, San Marcos, Chimaltenango y la costa sur, así como en El Salvador y finalmente en Nicaragua, con el triunfo sandinista de 1979.

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Un general valiente y estratégico que vio la guerra en su conjunto y derrotó al enemigo usando sus propias armas, ese fue el general del Ejército Efraín Ríos Montt".

En este escenario gris y terrible, otro demócrata norteamericano entreguista y bajo como Jimmy Carter aísla a Guatemala y le corta la ayuda militar (igual o peor que Obama) y Guatemala solo se queda con Israel, Taiwán y Argentina como únicos aliados internacionales e internamente solo le queda la Escuela Kaibil, la Escuela Politécnica y una nueva e incipiente aún estrategia de asuntos civiles y contrainsurgencia para crear las PAC, y con ellas quitarle las FIL a la guerrilla más sanguinaria y asesina de la URNG: el EGP de los jesuitas y teólogos marxistas de la liberación.

El general Romeo Lucas había perdido el norte militar y a pesar de tener a guerreros de primerísima categoría, como el general Benedicto Lucas, una leyenda militar de combate como jefe del Estado Mayor, políticamente el gobierno de Lucas, luego del asesinato político de Colom Argueta y la permisividad con el asesino ministro de Gobernación Donaldo Álvarez Ruiz, y la quema de la Embajada de España por ese mismo EGP asesino, cobarde y secuestrador, en complicidad con el cobarde embajador socialista Máximo Cajal, estaba en un tambaleo peligroso y en una espiral que se agravó con la victoria sandinista nica.

En ese escenario, luego del fraude que le robara su anterior victoria política con la DC al general Ríos Montt, un grupo de oficiales jóvenes dan un golpe a Lucas García y asume el poder por golpe de Estado el general Ríos Montt en 1982, en el ya mítico 23 de marzo.

Son esos oficiales liderados por Ríos Montt los que implementan la estrategia vencedora de frijoles y fusiles, techo, tortilla y trabajo y con la recuperación y salvamento de cientos de miles de población indígena secuestrada por la guerrilla en todo el occidente. Le rompen la espalda al esfuerzo militar y político del EGP que llegó a tener cerca de 4 mil hombres en armas y más de 200 mil simpatizantes civiles campesinos pobres usados como carne de cañón por esa guerrilla sanguinaria.

Descanse en paz, general Efraín Ríos Montt. Una patria agradecida y libre llora su muerte: Muere el soldado, nace la leyenda".

Ríos Montt y los oficiales jóvenes idealistas del 23 de marzo logran (el capitán Muñoz Piloña, quizá uno de los más destacados, entre muchos valientes), ganando 300 quetzales al mes, desbaratarle la estrategia militar a las guerrillas y con las PAC, la inteligencia militar, los kaibiles y un despliegue contrainsurgente magistral en todo el país logran lo que muy pocos ejércitos en el mundo han logrado: Ganarle a una guerrilla orgánica surgida dentro del propio pueblo y con una buena parte de la iglesia (jesuitas Maryknoll, monjas del Belga y del Sagrado Corazón, etc.) apoyando total y abiertamente la empresa terrorista guerrillera.

Ríos Montt quizá cometió el error político más grande de su vida al postular a Alfonso Portillo y a Paco Reyes a la presidencia de la República por el FRG. Sin duda alguna, la afrenta del jueves negro y el viernes de luto fueron una mancha oscura en la historia de la República, pero sin duda alguna el general Ríos Montt, en su papel de jefe de Estado de facto en el 82-83, salvó a la República de una derrota militar guerrillera y un abismo de socialismo castrista de la peor especie. Esa victoria ganada con sangre, sudor y lágrimas de la mano de su liderazgo militar y político es el que hoy recuerda una patria agradecida.

Un general valiente y estratégico que vio la guerra en su conjunto y derrotó al enemigo usando sus propias armas, ese fue el general del Ejército y jefe de Estado Efraín Ríos Montt, al cual el Domingo de Resurrección recién pasado asistimos a enterrar junto con su distinguida, doliente y valiente familia.

¡Loor y gloria a los hijos del honor, el deber y la gloria que salvaron a la República entera de las garras del comunismo cubano y nicaragüense!

Descanse en paz, general Efraín Ríos Montt. Una patria agradecida y libre llora su muerte: Muere el soldado, nace la leyenda.

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