El episodio de la fallida y malintencionada citación del Congreso al procurador de Derechos Humanos deja múltiples enseñanzas relacionadas con el momento que se vive en la lucha por depurar el Estado y lograr una justicia para todos, sin sesgos ni privilegios. El conocido como “pacto de corruptos” no deja pasar una. Y siempre está ávido de cualquier pifia para magnificarla y sacarle raja. Es parte de la guerra que se libra entre el decrépito pasado que se resiste a morir, y el futuro rejuvenecido que se afana en nacer. Sin embargo, ese grupo que con descaro defiende las ignominias también se equivoca. E incurre en ridículos monumentales por su arrogancia y su ansiedad desmedida por resolver su pantano legal y clientelar.
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Se vio patético y ofensivo que ciertos diputados se aprovecharan tan burdamente de la novatada del magistrado de Conciencia de permitir que se le asociara con la manifestación de la \'poderosa vulva\"".
Se vio patético y ofensivo que ciertos diputados se aprovecharan tan burdamente de la novatada del magistrado de Conciencia de permitir que se le asociara con la manifestación de la “poderosa vulva”. A mi criterio, el PDH se tardó demasiado en aclarar los pormenores de su presencia y de sus palabras en dicha concentración. Entiendo que, estando en la Plaza, no pudiera negarse a acompañar al grupo que protestaba en el Día internacional de la mujer. Y he ahí la falta de un pensamiento estratégico. Aunque sea innegable que los abusos contra las mujeres en Guatemala alcancen proporciones de oprobio, representar irrespetuosamente a la Virgen María en un estandarte procesional y sumar al magistrado de Conciencia al escenario le dio al conservadurismo pro impunidad una inmejorable coartada en su contra para intentar defenestrarlo con artimañas retorcidas. El procurador debe cuidarse de no darle municiones gratuitas a quienes quieren verlo en el piso, desde que su significativa incidencia contribuyó para evitar que se expulsara del país al titular de la CICIG. Es aconsejable que Jordán Rodas se abstenga del excesivo protagonismo, lo cual no implica que se convierta en un PDH que “calladito se vea más bonito”. La sobriedad no le quita lo beligerante. El tino no le resta contundencia. Recuerdo por ejemplo cuando una mañana dijo en la radio que prefería que se le señalara de especular acerca de su posible destitución a que después se le reclamara por no haberse manifestado a tiempo. Los hechos parecen haberle dado la razón. La consigna de sacarlo de la Procuraduría se nota a leguas. Es uno de los objetivos principales de lo que suele describirse como el “pacto de corruptos”. Por ello, su olfato político debe afinarse para evitar las trampas cotidianas que suelen abundar en una tierra tan convulsa como la nuestra. No para caerle bien a todos, como político en campaña, sino para transitar por la permanente cuerda floja sin tantos riesgos.
El procurador debe cuidarse de no darle municiones gratuitas a quienes quieren verlo en el piso, desde que su significativa incidencia contribuyó para evitar que se expulsara del país al titular de la CICIG".
Es comprensible que la marcha del 8 de marzo generara rechazo entre buena parte de la feligresía católica. No por el fondo, sino por la forma. Las reivindicaciones feministas surgen de siglos de vejámenes, no de una ficción. La historia y las estadísticas son muy elocuentes en cuanto al maltrato y la discriminación que se sufren en el sector femenino de este mundo. Bien lo dijo un explosivo Quincy Jones en una reciente entrevista: “Las mujeres y los negros hemos tenido que aguantar mucho”. Pero así como debe defenderse el derecho a la libre expresión en la lucha por cambiar esa inaceptable realidad, es importante que el ejercicio de ese derecho no atropelle innecesariamente a otros. En ese contexto, resulta execrable el cinismo oportunista de ciertos diputados que, azuzando el fuego religioso, salieron en hipócrita y falsa defensa de “los valores cristianos”, los cuales ultrajan a diario y sin pudor con sus siniestras acciones y sus infames maniobras. Indigna, por ello, que varios congresistas carentes de la mínima solvencia moral se rasguen las vestiduras, como si fueran legisladores de primera. Nada de eso. Los lobos aunque se vistan de ovejas, lobos se quedan. Y en medio del torbellino, que trascendiera el retiro de una visa para ingresar a Estados Unidos no pudo ser más evidente en medio de la sutileza.
La importancia de la figura del PDH debe impulsar a Jordán Rodas a replantear su estrategia de comunicación. Y eso implica evitar dejarse seducir por cada micrófono que se le atraviesa por el camino. La coyuntura exige mucho y lo hace con un rigor hasta ahora inédito en las páginas de nuestra joven democracia. Es el revuelto río con pescadores implacables. Y peor se pondrá a medida que se acerque la elección del nuevo fiscal general. Violencia incluida.